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Estatuas de golf

11 de noviembre de 2015 Deja un comentario

A veces ir a un campo de golf es como ir a un museo. Y no me refiero a los venerados links. Una de las cosas que más solera da a un campo es vestirlo con una placa conmemorativa, un cartel o incluso una estatua; en esta generación selfie, donde todo el mundo tiene un móvil en el bolsillo, las estatuas son mucho más fotogénicas que un prado verde con una bandera al fondo. Así que, señores responsables de campos, pongan una estatua junto al green del 18.

Por ejemplo, en Tralee, un gran links irlandés, ¿Quiere usted que se sepa bien claro que Arnold Palmer ha diseñado el campo de golf? Nada mejor que una estatua en tamaño real, para dar la oportunidad del selfie de turno.

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En Ballybunion, otro links de los mejores, se recuerda la partida de un gran jugador, un caballero dentro y fuera del campo y que falleció trágicamente y se convirtió en una leyenda.

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Waterville, un campo links muy activo en esto del marketing, es un festival de placas y estatuas. ¿Se muere usted por comunicar que en su campo también jugaba regularmente Payne Stewart? Una placa sería poca cosa: estatua al canto.

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La más famosa estatua de Payne Stewart, recreando la celebración de un putt, es la que preside la entrada en el campo de Pinehurst, que fue donde ganó su US Open en 1999.

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Sigamos en Waterville: ¿Y que pasa con el diseñador del campo? ¿Acaso no merece otra estatua? Pues se pone otra y punto.

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¿Cómo se puede hacer recordar al jugador que pisa un terreno sagrado? Explicando la historia del hoyo más famoso del campo. La historia es estremecedora.

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¿Hay proezas que deben ser recordadas? No hay problema: otra placa más.

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Y otra placa más recordando el punto más escénico del campo.

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En Killeen Castle hay una estatua icónica del diseñador del campo haciendo un swing.

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Aunque el gesto más recordado de Jack Nicklaus lo podemos ver inmortalizado en el Salón de la Fama de Georgia.

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O en Muirfield, Ohio, el campo del Oso Dorado, enseñando a un niño.

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O en Valhalla, en Louisville, Kentucky, como diseñador, con Dwight Gahm, el fundador del campo.

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La estatua más fea que he visto nunca es la de Pete Dye en la entrada del Teeth of the Dog, en República Dominicana. La verdad es que él nunca fue un adonis.

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En España, obviamente rendimos homenaje a Seve Ballesteros con dos estatuas: Una en Santa Marina que recrea su swing.

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Y otra en Pedreña donde se recrea, quizá con menor fortuna, su triunfo en el Open Championship.

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Añado la estatua más fea, extravagante y ridícula que he visto nunca. Está en el campo de golf de Las Matas (el Nuevo Club de Campo). Un tipo sin ropa haciendo un swing.

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Un amigo me envía una placa del Glen Abbey Golf Club, en Ontario, Canada, con la hazaña del jugador más ilustre que ha pisado sus calles.

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Lo curioso de la placa es que no recree el golpe con el que ganó el torneo, uno de los más famosos de su carrera, golpe del año en el PGA Tour del 2000; desde un bunker de calle Tiger dispara un hierro 6 de 195 metros.

 

 

La deplorable realidad del golf en Cantabria

19 de agosto de 2013 6 comentarios

En Cantabria, cuna de nuestro gran campeón Severiano Ballesteros, se puede jugar al golf en sólo 3 campos de golf de 18 hoyos: Pedreña (campo de socios, en la foto), Nestares y Santa Marina, aunque este último está en la enfermería. Otros recorridos de pares 3 tratan de saciar la sed de golf de aficionados, con escasa fortuna.

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Este verano el golf ha gozado de un protagonismo singular en los medios locales. A raíz de la reapertura del campo de golf de Santa Marina, el Presidente de Cantabria Ignacio Diego declaró con solemnidad que la provincia (o la comunidad autónoma o la región) gozaría en un futuro no lejano de 5 ó 6 campos de golf de primer nivel, junto a varios hoteles, para convertirse en un polo de atracción turística mundial.

Mi escepticismo ante semejante declaración de intenciones era sideral, pero se desbordó cuando el señor Diego señaló, sin ruborizarse, que la intención es convertir a Cantabria en un «entorno St Andrews».

Por esas fechas me comentan que el campo de Abra del Pas, en Mogro, actualmente de 15 hoyos, será ampliado a 18. Es un trazado joven, bastante plano y un poco peligroso: con todos los hoyos pegados, no es raro ver cruzar bolas de una calle a otra constantemente.

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Unos días más tarde, el alcalde de Santander presentaba un anteproyecto para construir un campo de golf en el Parque del Litoral del Norte, ubicado entre el Faro Mayor y Virgen del Mar. El campo estaría enclavado en un área de 73 hectáreas entre el Bocal y el Panteón del Inglés. El proyecto está firmado por Severiano Ballesteros Design y es un par 72 de 6665 metros, con 6 pares 3, 6 pares 4 y 6 pares 5, combinación que siempre gustó al falllecido campeón. Severiano siempre pensó en este campo como «el gran campo de golf de Cantabria y España». El ayuntamiento ofrecía todas las facilidades para su construcción a inversores privados. El plano del routing fue presentado hace tiempo en El Diario Montañés.

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Durante los siguientes días, Ayuntamiento y Comunidad (gobernados por el mismo partido político) se enzarzaron en una discusión pública sobre qué opción era mejor, descalificando de forma bastante explícita los planes de sus contrarios. Y algunos días más tarde un ex-presidente de Santa Marina publica una tribuna en un medio local explicando que la re-apertura del campo es una acción ilegal. Ignoro las consecuencias de este escrito, pero la imagen del golf cántabro ofrece su cara más tétrica.

Sólo queda desear que las buenas intenciones cristalicen y los aficionados podamos disfrutar de una mayor oferta de golf en el futuro.

Golf Sant Joan, Sant Cugat del Vallés (Barcelona)

25 de julio de 2012 11 comentarios

Golf Sant Joan es un campo público ubicado entre Sant Cugat del Vallés y Rubí. El campo se inauguró en 1994, y es diseño de Severiano Ballesteros. Según se dice en la web, nació «de la voluntad de la Real Federación Española de Golf y la Federació Catalana de Golf, de construir un campo cerca de Barcelona; con el objetivo de promocionar y popularizar el deporte del Golf.» En la foto, la casa club.

Es algo difícil entender porqué la Federación quiere promocionar un deporte tan atractivo con un campo sádico y complicado como éste. Un campo donde los amateurs con handicaps altos sufrirán una vuelta infernal, física y golfísticamente. Es un campo muy difícil donde no es raro perder alguna bola. Y los desniveles son brutales, por lo que jugar sin buggie supone un esfuerzo notable. Conozco gente a la que le gusta el recorrido: es muy asequible y un gran campo para entrenar, ya que físicamente equivale a jugar dos vueltas. Pero no para principiantes, que disfrutarán más en otros campos más fáciles (Vilalba, por ejemplo).

La finca es apta para un recorrido por la montaña. No sé porqué razón Seve aceptaba construir campos en lugares imposibles. No es el único campo de Seve que conozco cuyo pecado es el terreno a emplear para proyectar un buen campo de golf; vease Los Arqueros o Santa Marina, dos recorridos similares. Seve hizo lo que pudo, y hay hoyos preciosos, pero aún así el resultado es un campo difícil y con demasiados elementos más que discutibles: tiros ciegos en muchos golpes, excesivo fuera de límites en juego, bosques espesos muy cerca de las calles estrechas, calles en desnivel que favorecen tiros hacia obstáculos de agua o fuera de límites, desniveles brutales, barrancos, etc.

Los nueve primeros hoyos, diseñados inicialmente, son con todo mucho mejores que los segundos nueve, construidos en 2004. Aún así el club está facilitando el recorrido recientemente. Jugué el campo hace varios años y lo recordaba aún más duro. Se han limpiado barrancos, acercado tees y agrandado calles. Y los greenes están en perfecto estado de mantenimiento. Para el precio (irrisorio) es una magnífica opción de golf. Pese a sus limitaciones, es un campo divertido y técnico, que obliga a ser muy preciso. Comento algunos hoyos con fotos:

Esta es la salida del 1, uno de los tees que ha sido adelantado unos 40 metros. Nos recibe una calle… más bien una montaña en fuerte pendiente. El green no se ve, pero está en dogleg hacia la derecha. El hoyo exige un hierro largo para no salirse, aunque permite a los valientes un tiro más certero con madera por la parte derecha de la calle, pero con un riesgo enorme. Otro problema añadido es el stance que tendremos para tirar a green, que probablemente no sea plano. Fallar por la derecha es ir a un bosque espeso, pero por la izquierda o largo es tener que dropar. El segundo golpe es a un green ligeramente en alto con dos grandes bunkers a su derecha. En definitiva, un mal hoyo para empezar una vuelta: intimidatorio, con riesgo de perder bolas y truquero.

El hoyo 2 también ha inaugurado un nuevo tee mucho más adelantado. No es un hoyo complicado, salvo los bosques que acompañan la calle a la izquierda y a la derecha. Nos recibe un green de gran tamaño.

El hoyo 4 tiene una salida ciega hacia una vaguada descendente, donde no debemos pasarnos. Por la izquierda, fuera de límites. El hoyo hace dogleg hacia la derecha, y si llegamos a calle disparamos un hierro largo a un green elevado. Un buen tiro, que exige precisión y distancia.

El hoyo 5 es uno de los mejores hoyos del campo. Un par 4 con una salida donde hay que tirar a la izquierda de un buen bunker de calle que recibe el tiro natural. Desde ahí en dogleg disparamos a un green elevado y bastante natural protegido por un bunker. El green disfruta de interesantes caídas.

El hoyo 6 ha pasado de ser un par 4 imposible (un hoyo que exigía un drive de 220 de carry para llegar a la calle) a un par 5 bastante más razonable. La calle es generosa, aunque no conviene ir al fuera de límites de la izquierda. Por la derecha hay un rough denso que me provocó una sucesión de golpes malos.

Este es el par 3 hoy 7, 150 metros pero con un desnivel notable que obliga a jugar uno o dos palos menos. Pasarse es malo porque hay un fuera de límites que te mata.

Después de dos hoyos más (donde nos acordamos del diseñador mientras escalamos la montaña hacia el tee del 9), llegamos al 9, un par 3 muy corto y de poca entidad. El hoyo 10 es un dogleg hacia la derecha, donde la inclinación de la calle (estrecha) lleva la bola hacia la izquierda, y donde un árbol nos obstaculiza una salida limpia. El segundo tiro es a un green elevado y protegido por bunkers.

Esta foto desde el tee del 11, par 3, donde se puede ver la calle del 17, y más al fondo Rubí y la espectacular silueta de Montserrat. El rough que rodea a la calle es bastante selvático, este es un campo para ir muy recto.

El hoyo 14 es un par 5 donde la diversión está en el fuera de límites que hay a derecha e izquierda en la salida. Exige un drive fuerte y recto. El green está elevado y protegido por bunkers a la derecha.

El hoyo 15 es un par 3 corto, de unos 130 metros, y con fuerte desnivel, enmarcado en el bosque de la finca. El green cuenta con un piano interesante. Un hoyo bonito.

El 16 es un par 5 muy estrecho y difícil (donde mandé dos bolas fuera de límites). La salida del hoyo 17 es más despejada, a una calle en alto, que cae de izquierda a derecha.

El hoyo 18 es un buen final. Son 280 metros en subida. Destaca el bunker en forma de S en la parte izquierda de la calle. Por la parte derecha hay un fuera de limites (el campo de práctica) Un buen drive entre los dos bunkers nos deja la bola a un pitch de distancia del green, uno de los greens más curiosos del campo, con una enorme plataforma en la parte central trasera donde suele estar la bandera y que hace que los putts tenga que superar un piano enorme.

Desde el tee del 10 se observa el green del 18 y, a la izquierda, las instalaciones del campo de prácticas. Al fondo Sant Cugat y toda la sierra de la Collserola.

¿Es un campo que mejora cuando lo juegas muchas veces? No lo sé, pero muchos de los lectores de este campo tienen fuertes opiniones al respecto…

Cabell B. Robinson, un americano en Marbella

29 de abril de 2012 5 comentarios

Cabell B Robinson es un arquitecto norteamericano nacido en 1941 que ha desarrollado casi toda su carrera profesional en España. Sin duda uno de los grandes. Aunque hay muchos jugadores profesionales de golf que se pasan a ser diseñadores de campos (en España Seve Ballesteros, José Piñero, Txema Olazábal…incluso recientemente Miguel Angel Jiménez ha diseñado un campo en la República Checa), Cabell Robinson es diseñador profesional «pata negra» por formación. En Estados Unidos uno puede formarse en esta especialidad: después de estudiar Historia en Princeton, se graduó en la escuela de Diseño de Harvard y posteriormente obtuvo el título de «Arquitecto de paisajes» (Landscape Architecture) en Berkeley en 1967. Pertenece a la American Society of Golf Course Architects, el único miembro afincado en Europa. Y Golf Magazine le incluyó en el panel que elabora la lista de los 100 mejores campos de golf del mundo (vuelvo a presentarme voluntario para este panel).

En Harvard conoció a Rees Jones, el hijo de Robert Trent Jones, y  a raíz de esta amistad trabajó durante los veranos en el estudio de Trent Jones en New Jersey. Cuando terminó sus estudios se incorporó como arquitecto al estudio. En los tres años que trabajó en Estados Unidos, diseñó un complejo en Puerto Rico (Cerromar, Dorado Beach), un campo en Michigan (Oakland Hills) y en Nueva York (Crag Burn Club). Además viajó por todo Estados Unidos conociendo campos de golf, sobre todo los diseñados por Trent Jones.

En 1970 se convierte en el responsable de la oficina de Trent Jones para Europa, y se establece en la costa del Sol, en Fuengirola (como me apunta un amable lector). Allí permanece durante 17 años, hasta que en 1987 monta su propia oficina. El éxito de los diseños de Trent Jones en dos campazos como Sotogrande (1964) y Las Brisas (1968) hizo que llovieran los contratos. En los siguientes 17 años Trent Jones proyectó 25 campos en Europa, muchos de ellos en España, y Cabell Robinson estuvo implicado en todos ellos: Mijas Golf, Los Naranjos, Las Brisas, El Bosque (Valencia), Royal Golf d’Agadir (el espectacular campo sede del Open de Marruecos, en la foto), Quinta da Marinha, La Duquesa, Marbella Golf & Country Club y por supuesto Valderrama.

En 1987 se establece por su cuenta. Como diseñador principal, firma dos campos en La Cala de Mijas, en un terreno difícil. Posteriormente reconstruye Los Olivos, diseña La Reserva de Sotogrande (en la foto abajo), Santana Golf & Country Club y Valle Romano. Fuera de España destaca el campo portugués de Praia del Rey o el de Palheiro Golf en Madeira, los 27 hoyos de Golf Les Dunes en Agadir, el de Aphrodite Hills en Chipre, el Golf De Limere en Francia (Orleans), el Lugano Golf Club en Suiza, etc. Sus últimas obras maestras son Finca Cortesín y Las Colinas.

Robinson tiene fama de ser un arquitecto meticuloso, detallista, implicado en cada proyecto. No hace campos mediocres y rechaza encargos que no ve viables. Y sus campos no son copias unos de otros. Adapta al terreno que tiene el mejor diseño. Se ha convertido en una garantía de calidad, buen diseño, paisajismo y grandes rondas de golf.

En este video sobre Valleromano explica algunos de sus principios de diseño: le gusta construir campos con calles anchas, porque piensa en el amateur tipo, no en hacer campos para pros solamente. No le gusta poner bunkers u obstáculos de agua o de otro tipo que sean ciegos. Le gusta retar al jugador con segundos tiros tensos (describe Valleromano como un campo de segundos tiros). Greenes de tamaños variados y con formas diferentes que permitan posiciones de bandera complicadas. Y por supuesto el respeto por la flora y condiciones del lugar donde construye el campo, así como el uso de agua reciclada.

He leído una entrevista suya (aquí) en que defiende la profesionalidad y denuncia el intrusismo de muchos profesionales a la hora de ser diseñadores. Según Robinson, el diseñador es una mezcla de talento y formación. Los pros tienen a construir campos pensando en las zonas donde aterrizan las bolas, pero no en los problemas y obstáculos adyacentes que los jugadores amateurs ven. Además tienen a imitar los grandes hoyos que conocen, construyendo cosas que no son adecuadas por el terreno o su mantenimiento.

Hay excepciones, dice: Jack Nicklaus, por ejemplo, que se rodeó de gente capaz y aprendió el oficio. O leyendas del golf tan honestas como Arnold Palmer, que siempre deja claro que le pagan por el nombre y para pegar el primer drive de salida, pero no por diseñar. También se refiere a Seve, un diseñador pobre por culpa de los terrenos con los que trabajó para construir campos (véase Santa Marina o Los Arqueros). Según Robinson, hay sitios donde «ni Dios mismo» sería capaz de construir un campo decente. En la entrevista también aboga por hacer campos no pensados en super-pegadores, jugando con la posición de los tees de salida. Me parece una reflexión muy acertada contra el virus «Tiger Woods»: en el PGA Tour ya se han dado cuenta que no tiene sentido seguir alargando campos y dificultan los recorridos de otra manera.

Para mi, sus campos demuestran es que para ser buen diseñador no hay que ser pro, y que un jugador profesional no tiene porqué ser un buen arquitecto de campos. Un grandísimo diseñador casi español.

Santa Marina, Cantabria

18 de febrero de 2012 9 comentarios

Es raro que no haya más campos de golf en Cantabria; no hay problema de agua y la costa admitiría campazos. Pedreña es la joya de la corona. Y hace algunos años ya se inauguró otro campo en  San Vicente de la Barquera, en el parque natural de Oyambre.

Por Santa Marina pasa el camino de Santiago. Jugué allí en Agosto del año pasado por segunda vez. Sigue sin enamorarme. Es un campo que no se disfruta: se sufre.

Dijo Seve Ballesteros, diseñador de Santa Marina, que tardó 14 años en materializarse. Que el gran reto de este campo fue hilvanar 18 hoyos con sentido en este terreno idílico. Y para ello, nada de movimientos de tierras o tala de bosques: el terreno tal y como está.

El resultado es este campo montañoso, duro de caminar, dificilísimo (por lo menos para el que juega por primera vez o para el handicap medio) y con algunos hoyos absurdos. En un paisaje montañés precioso, eso sí, con vistas impresionantes y una vegetación espectacular. El campo emborrona la hoja de servicios de Seve en su propia tierra. También conozco otros diseños suyos (Los Arqueros, Sant Joan) y confirman que el Seve diseñador no es comparable al gran jugador que fue. Sufre de lo mismo: el campo se encaja en el terreno sin mucha excavadora.

El campo de prácticas está bastante escondido, lejos del tee del uno. Cuando llegas al tee, la primera impresión es frustrante. El hoyo 1 te penaliza estar en cualquier punto de la calle, que está inclinada en todo su recorrido: siempre tienes la bola más baja que los pies. Si te pasas un par de metros de green, te topas con un zarzal monstruoso que traga tu bola sin piedad.

En el hoyo 3 el green está en la parte más baja del hoyo. La calle está en pendiente descendente. Si la pegas bien es posible que no cojas calle. Si consigues llegar a calle, tiras a un green pequeño en bajada que está rodeado por un río.

En el hoyo 4 uno se pone en el tee y tiene que preguntar a algún jugador local por donde tirar. La calle no se ve. Una vez hecha la salida y si aciertas con la línea te queda un hoyo precioso, un dogleg a la derecha que es de lo mejor del campo.

Sigues pasando hoyos y no hay tiro fácil ni hoyo cómodo. El diseño es un poco sádico.

El 17 era un par 4 pero ahora se juega como un par tres, creo que porque la calle se cruzaba con la salida del 18.

Y si tienes dudas sobre el diseño, llega el 18: un par cinco absurdo. Si consigues calle y no eres muy pegador, el segundo golpe lo tienes que colocar en una franja estrecha de calle para poder tirar a green, como si tuvieras que coger dos greenes.

En resumen un campo precioso pero de diseño muy flojo.