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Archive for the ‘Campos’ Category

Grand St Emilionnais Golf, St Emilion (Francia)

13 de May de 2018 Deja un comentario

St. Emilion es un pueblo cercano a Burdeos que hasta ahora debía su fama a los vinos. Pronto será conocido, además, por este extraordinario campo de golf, obra de Tom Doak, uno de los diseñadores más reconocidos del mundo y que firma su primer campo en la Europa continental.

Para ser un campo joven (de menos de dos años), el campo carece de un tapiz de hierba tupido y denso. Y el día que jugamos había sido precedido por intensas lluvias, con lo que las calles estaban poco o nada jugables. El drenaje no funciona bien, al campo le falta arena y le sobra arcilla. Al campo le quedan años para estar a su nivel. (Esta es la salida del hoyo 6, par 4 espléndido)

De la familia Mourgue d’Algue, editores de la guía Rolex de campos de golf, el dueño del campo nos atendió amablemente tras la ronda. Nos explicó que, pensando en la sostenibilidad del campo, la hierba empleada (festuca) permite poca agua, aunque crece más despacio.

Pero incluso con estos problemas nos enfrentamos a un campo majestuoso, una gloriosa tarde de golf en un entorno único: una finca de más de 100 hectáreas (que ya es una joya) y que alberga un recorrido variado, divertido, precioso, con calles anchísimas, muy pocos bunkers (de aspecto natural) y unos greenes brutalmente movidos y divertidos. En la foto el green del 1.

A Tom Doak siempre se le califica de minimalista, y aquí lo demuestra: lo esencial del golf. Naturaleza y buen diseño. No hay bancos donde sentarse ni estatuas, no hay limpiabolas, no hay caminos de hormigón para buggies, no hay bunkers con formas extravagantes, zonas selváticas de rough ni greenes en isla. No hay promoción inmobiliaria ni adosados. Los greenes parecen naturales, ubicados en lugares insospechados, sin simetría alguna. Incluso los marcadores de los tees de salida son pequeños troncos (de viñas), así como las marcas de distancia. No se oyen coches, no se ven hoteles de lujo: todo es natural, simple. Golf, sin más.

Tom Doak es un estudioso del diseño de campos y experto en la obra del doctor Allistair Mckenzie, y muchos de sus ideas se ven reflejadas exactamente en este campo. Por ejemplo no hay apenas rough (Mckenzie solía decir que lo más detestable del golf es buscar bolas). O los greenes: enormes, con muchos contornos interesantes y zonas internas para dar muchas ubicaciones donde colocar la bandera. Muchos greenes no están exactamente en la línea de la calle, sino que reciben en ángulo. Esto hace que el jugador tenga que pensar desde qué lugar de la calle es mejor atacar al green con garantías. Un ejemplo, el green del hoyo 15, un grandioso par 5 con el green escondido.

Todos los hoyos diferentes. Cada uno de los pares 4 tiene algo especial. Los pares tres son sorprendentes; los pares cinco, sencillamente majestuosos. En especial un espectacular hoyo 15, un hoyo de esos hoyos de golf inolvidables que se disfruta en cada uno de sus más de 520 metros.

El hoyo 1 es un par 4 descendente desde la antigua casa club. La calle, anchísima, el green al fondo, aparentemente sencillo. Digo aparentemente porque el par es un buen resultado.

El hoyo 2 es un par 4 corto. Otra vez una calle anchísima y un green elevado en alto y con muchísimo movimiento El dueño del complejo (un tipo encantador que nos consultó sobre la experiencia de juego) nos explicó que estaba trabajando en mejorar la parte atrás del hoyo dos para que pudiera jugarse ahí. Un pequeño arroyo cruza el hoyo.

El hoyo 3 es un par tres también con salida en alto. El arroyo que lo cruza puede entrar en juego en función de la posición de la bandera y de la pericia del jugador.

Continúa el recorrido con un par 4 ascendente y largo. La calle está defendida por un bunker en su parte derecha. Un green desnudo y limpio, enorme y movido, espera. ¿No recuerda esto a Augusta?

El primero de los extraordinarios pares 5 continúa. Un dogleg hacia la derecha con un green muy elevado desde el cual se tienen unas vistas tremendas a muchos de los hoyos del recorrido.

Una salida en alto a una calle que desciende suavemente hacia la derecha. Desde el tee no se puede ver el green porque tenemos que superar una pequeña loma. Otro green extraordinario no espera.

Continuó el campo con otro par 4 mucho más corto en subida y en pequeño dogleg hacia la derecha. El fondo arbolado es espectacular.

El hoyo 8 es otro par 4 en U, con green en alto. Dos bunkers asimétricos nos previenen de la parte derecha.

El green en alto, amenazante y movido.

El nueve es un parte es muy serio de 180 m y con agua frontal. No hace falta colocar ningún bunker para proteger a este green. El green se protege solo con un perfil espeluznante. El estanque recoge todo el agua de la finca que servirá para regar el campo. Aquí no hay pozos ni acometidas de agua externa.

 

El hoyo más difícil de campo es un par tres en subida de más de 200 m, y a un green en diagonal que recibe con un bunker cavernoso en la parte izquierda.

El hoyo 13 es otro par 4 muy complicado. La salida parece ser recta, seguramente por un diseño anterior del campo.

Pero Tom Doak decide convertirlo en un dogleg hacia la derecha y esconder el green detrás de un arroyo.

Después del par 5 del hoyo 15, el campo continúa con otro par 5 mucho más sencillo, pero también precioso. Un dogleg continuo de izquierda a derecha que lleva a reposar al green.

El 18 es un par 4 muy largo y en subida con un gran bunker en el centro de la calle. Un green muy interesante en fuerte pendiente hacia la calle recibe al jugador. Un hoyo que tiene el inconveniente de ser el último de este gran campo de golf.

El Robledal Golf (Madrid)

22 de abril de 2018 Deja un comentario

El club de golf El Robledal es un campo situado el término municipal de Villalbilla, a una hora de Madrid. Uno de esos recorridos que generan corrientes de amor / odio entre los golfistas: el campo el barato, es bonito y cuenta con muchos hoyos con salida en alto, aunque nada sencillos. Por ejemplo el hoyo 1 es un par 4 corto con el green rodeado de agua bastante bonito.

En algunos hoyos el paseo de green a tee es muy corto y en otros es de 10 minutos. Quizá sea porque este campo era originalmente de 9 hoyos (se llamaba Valdeaguila). Los 9 hoyos originales son los que hoy son del 8 al 16. Los segundos nueve hoyos son obra de Segalés Golf, el estudio de Francisco López-Segalés, autor de los segundos 9 hoyos de Ulzama. Ha trabajado mucho en Mallorca (Andratx, Santa Ponsa III, Pula Golf…) y ahora diseña en Marruecos. Suyos son los campos de Raimat (Lleida), Coto La Serena (Málaga), Guara (Huesca), Oropesa (Toledo)… No me atrevo a decir si son mejores o peores que los segundos 9. Este es el par 5 hoyo 14, con green en alto.

Creo que al campo le penaliza abusar de muchos tiros ciegos, y hay mucho dogleg traicionero que si no conoces el campo te cuesta algún golpe. Y en demasiadas salidas el azar influye demasiado, buenos tiros con malos botes pueden acabar en barrancos o incluso fuera de límites. Un ejemplo de salida semiciega es la salida en alto del hoy 10, donde se intuye una calle que luego es mucho más grande. A la derecha, el campo de prácticas, y a la izquierda una balsa de agua verde.

Otra salida en alto con mucho riesgo es la del hoyo 15, un par 4 con fuera de límites a ambos lados de la calle.

Y otra salida en alto con riesgo es la del hoyo 2. Hoyo muy bonito pero la calle tiene mucho movimiento por lo que es difícil mantener la bola en la calle.

El Robledal debe su nombre a un pequeño bosque de robles situado en mitad del recorrido. Uno llega al hoyo 6, se pone el el tee y no tiene ni idea de hacia donde tirar, salvo por un poste que indica la dirección de la calle. En la foto no se ve demasiado el poste, pero sí el tiro completamente ciego.

Otro hoyo tremendamente absurdo es el hoyo 11, un par tres plano y ciego, por una preciosa encina que tapa completamente el green. No se trata de cortar la encina, pero sí de ubicar el tee en un sitio donde te permita ver si haces un hoyo en uno. En la foto se ve uno de los bunkers del green a la derecha del mismo.

El hoyo 12, sin embargo, es una preciosidad, con un green en alto y protegido de forma admirable por un bosque.

Otros hoyos tienen el green en alto bien protegido por árboles. Por ejemplo el par 5 hoyo 18.

Incluyo otras fotos del campo. Aconsejaría a los que lo jueguen por primera vez consultar un buen strokesaver. El de Galaxia Golf, por ejemplo, aunque es importante entender dónde están los tees originales.

           

St. Pierre Marriott Hotel & Country Club, Old Course, Gales

17 de abril de 2017 1 comentario

El Old Course de St Pierre es la atracción golfística que propone un hotel Marriott de lujo enclavado en Gales, en una mansión del siglo XIV junto a la Iglesia del siglo XI dedicada al santo. Un lugar soñado para una escapada, con dos campos: el Old Course y el Mathern Course.

El campo ha acogido pruebas del British Masters y de la Solheim Cup. Entre la lista de ganadores vemos nombres ilustres como Seve Ballesteros, José María Olazábal o Bernhard Langer. La web explica que se ha invertido dos millones de libras recientemente para mejorar sus instalaciones, obra de Ross McMurray, en el año 2008.

El campo viejo fue inaugurado en 1962 y es obra de Ken Cotton, un ilustre diseñador fallecido en 1974 y que fue pupilo de Tom Simpson y trabajó durante años con Frank Pennink y  Charles Lawrie. (Ken Cotton participó en el rediseño de un links ya comentado, el Noordwijkse Golf Club en Holanda.) Estamos ante un parkland perfecto y precioso.

Resulta notable destacar que durante la construcción del campo Cotton invitó y conoció al entonces periodista Donald Steel, que más tarde se convertiría en socio y que es el único arquitecto que ha participado en el rediseño de todos los campos de la rotación del Open Championship: Prestwick, Musselburgh, St Andrews, Muirfield, Sandwich, Hoylake, Deal, Troon, Lytham & St Annes, Prince’s, Carnoustie, Portrush, Birkdale y Turnberry. Dato curioso pero esto no tienen nada que ver con un links, como se ve en la foto.

El Old Course está construido en torno a un lago precioso y jalonado de árboles centenarios y enormes, especialmente este roble gigante de más de 400 años que enmarcan la calle del hoyo 2.

Se trata de una finca relativamente plana, muy fácil de caminar y con calles anchas y bien remarcadas por árboles enormes.

En algunos hoyos el green está bien protegido por el propio desnivel de la calle.

Los últimos hoyos son los más bonitos del campo, con el lago enmarcando los tiros a green desde unas calles perfectamente cuidadas.

El hoyo 17 es un par 4 atractivo por el green bien bordeado por el lago.

El hoyo 18 es quizá el más escénico del recorrido, con el hotel al fondo, la salida en alto y el lago enmarcando la salida, sin entrar realmente en juego.

The Preserve at Verdae, Greenville (Carolina del Sur)

11 de abril de 2017 1 comentario

En la semana del Masters de Sergio, obligaciones profesionales me llevan a una pequeña ciudad en el estado de Carolina del Sur, en Estados Unidos. Con un vuelo de vuelta a las 3 de la tarde, hay tiempo más que suficiente para una ronda de golf. A las 7.40 hay luz suficiente, como se ve en esta fotografía del tee del 10.

Carolina del Sur es uno de los estados más golfísticos de Estados Unidos: Myrtle Beach inventó el supermercado del golf: hoy, desde Georgetown hasta Little River, se extienden 60 millas de playas en lo que se conoce como el Grand Strand, y en ellas hay más de 100 campos públicos firmados por todos los arquitectos de prestigio. En Charleston, hay un campo Ryder, el Ocean Course at Kiawah Island Resort. Hilton Head, con su icónico faro rojiblanco, acoge en el campo de Pete Dye el RBC Heritage.

A 400 km de la costa Greenville es la sexta ciudad del estado, con medio millón de personas en su área metropolitana (y bastantes más ardillas). Todo parece un inmenso bosque salpicado de casas. Sólo en Greenville hay 11 campos de golf públicos (y muchos privados que no permiten jugar más que con invitación). Me decidí por este precioso parkland, antes llamado Verdae Greens Golf Club, que acoge desde hace varios años un torneo del Web.com, el segundo circuito americano.

El cambio de nombre responde a que el campo es de facto una reserva natural, y durante el recorrido uno se cruza con todo tipo de aves.

En este artículo explican que otorgar parte del campo a la naturaleza no sólo ha beneficiado a los animales: también el coste del mantenimiento del campo se ha reducido sustancialmente.

Excepto calles y rough todo tiene un aspecto de naturalidad salvaje. Todo el campo está recorrido por multitud de arroyos, lagos y peligros que hacen que el jugador menos atinado pueda sufrir una pérdida sustancial de bolas. En la foto, el green del 11, para el que hay que volar 170 metros de lago.

El campo es una maravilla diseñada por Willard Byrd (1919-2004), un arquitecto que ha trabajado con intensidad en el suroeste de Estados Unidos firmando más de 100 campos, incluyendo 10 en Mytle Beach. Este es uno de los tiros más espectaculares, en el hoyo 8 a un green en vaguada.

Como siempre en todos los campos americanos, hasta 5 tees diferentes para cada nivel de juego. El starter te pregunta el hándicap y te dice desde qué tee salir. Elegir un tee muy retrasado es absurdo por la longitud brutal a la que te enfrentas.

Este par 4, el hoyo 3, muy similar al hoyo 11 de Druids Glenn, exige cruzar un arroyo dos veces para llegar a un green muy escondido en la parte derecha. No tiene sentido tener que jugarlo como un par 5 si uno se va a las 458 yardas de los tees negros.

Lo que más llama la atención son los greenes, unas plataformas enormes y que jamás te darán un putt recto. Greenes con muchísimo movimiento, en ocasiones con pianos, o simplemente con caídas diagonales, no te dejan un putt para respirar aliviado. En la foto el green del 9, con tres pianos.

Otro ejemplo de green enorme y movido, el del 18, con su bandera americana.

En la calle las estacas marcan las 150 yardas al centro de green. A pesar del aspecto amarillento, la hierba bermuda se comporta perfectamente. Los campos de esta zona no admiten otra hierba que aguante el calor veraniego.

En definitiva un precioso y extenso campo de golf de los que seguramente hay miles en ese país.

 

 

 

El hoyo 10 de Riviera Country Club

16 de febrero de 2017 Deja un comentario

Hace tiempo escribí sobre «Los mejores pares 4 cortos del PGA Tour«; entre ellos hablé de el hoyo 10 de Riviera Country Club, un sensacional par 4 de sólo 286 metros.

Los mejores hoyos de golf suelen ser pares híbridos, es decir, pares «3 y medio»o «4 y medio». Según explica Georg Ogilvy en este artículo (el jugador australiano es un magnífico comentarista de diseño), un buen par 4 corto (un buen par 3 1/2) debe ser alcanzable por un profesional o un amateur pegador; debe ser un hoyo fácil para hacer par incluso para amateurs de hándicap alto, pero para arrancar birdies o eagles el hoyo debe estar bien cargado de trampas y riesgos. El ejemplo perfecto: este par 4 de Riviera Country Club, un mítico diseño de George Thomas. No hay hoyo más democrático en golf: un hándicap bajo no cuenta con más ventaja que un profesional. Esto no es así, evidentemente, con los pares 4 de 450 metros.

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Se le denomina «el par 5 más corto del mundo». Se puede ver el diseño en el plano del hoyo: una calle ancha con un montón de bunkers con forma de ameba pero que se superan con facilidad y tener un pitch para un green estrecho oblicuo respecto de la calle. El diseño alargado del green, bien protegido por bunkers, favorece con claridad el lado izquierdo de la calle. El verdadero toque genial de diseño es el bunker en la parte izquierda de la calle, el que está tapado por la sombra del árbol; para conseguir un birdie hay que acercarse lo más posible, pero sin entrar en la arena.

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En el año 2014 la media del hoyo fue de 4,03 golpes. Para ver sus garras, nada mejor que contemplar el doble bogey de Scott Piercy que hizo en la primera jornada del Northern Trust Open que se celebra esta semana. Advierto a los lectores que estas imágenes son tremendamente duras y pueden afectar a su sensibilidad golfística.

Actualización Febrero 2017: con ocasión del Genesis Open en Riviera, la página del PGA Tour comenta de nuevo este hoyo.

The Rolls of Monmouth, Gales

15 de febrero de 2017 1 comentario

En 1906 Charles Stewart Rolls y Sir Frederick Henry Royce fundan la compañía de motores para aviación Rolls Royce, el paradigma de la ingeniería inglesa a principios del siglo XX. En la foto, Charles Ryder, conduciendo, junto a su familia y en presencia del futuro rey Jorge V, en la mansión familiar de la que hablamos más adelante. La foto es de 1900.

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La familia Rolls poseía en Monmouth, en Gales, una mansión ancestral propiedad de su familia desde 1767. Los jardines de la casa acogen el campo de Rolls of Monmoutch que comentamos en este post.

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El trazado discurre por un bosque suntuoso, enorme y precioso, lleno de árboles centenarios, con grandes praderas y con tanto espacio que cabrían varios campos en la finca. Uno de los parklands más agradables que se pueden dar por la campiña británica, mejorado con los palos al hombro. Robles enormes, arroyos serpenteantes, greenes ondulados. Una delicia de vuelta.

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Un trágico destino aguardaba a Charles Stewart Rolls, ya que falleció a los 32 años en un accidente de avión en 1910. Al igual que el joven Charles Stewart Rolls, el campo de golf destaca más por lo que podía haber sido que por lo que es. El campo es un ejercicio correcto de diseño pero que no deja el poso que dejan los grandes arquitectos a sus creaciones golfísticas. Uno se queda con la sensación de que en este terreno tan impresionante hay algo que no se ha aprovechado al 100%. ¿Qué hubiera hecho en esta finca Harry Colt o Robert T. Jones? Hoyos memorables, retos golfísticos al jugador, estrategias de diseño. Quizá se abusen de tiros ciegos, que nunca son agradables.

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Dos primeros hoyos muy blanditos que permiten al jugador no meterse en muchos líos. El hoyo 1 es un par 4 en ligero dogleg hacia la derecha. Una salida muy ancha a una calle sin peligros, salvo los inmensos robles que marcan la calle.

img_1009Toda la pradera de la parte derecha es el campo de prácticas, donde uno puede practicar con sus propias bolas. El green está al final de una suave bajada hacia la derecha. Un solitario bunker hace las veces de escolta.

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El hoyo 2 cuenta con una calle en ascenso desde el tee. Un par 4 recto, donde un gran árbol al borde de green actúa como búnker de aire, acompañando a los búnkers terrestres.

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El hoyo 3 es un dogleg de derecha a izquierda. Pero no hay nada desde el tee que delate la condición genial del diseñador.

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El green se ubica junto a una casa de piedra abandonada y pintoresca.

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A la espalda del tee del hoyo 5 vemos la mansión en todo su esplendor.

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El hoyo 5, un par 5 recto, termina con un green en alto bien escoltado por árboles y búnkers.

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El hoyo 6 es un par 4 en ascenso, con un green complicado de coger y más complicado de puttear.

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También es interesante el hoyo 7, un magnífico par 5 en descenso hacia un green protegido por agua. Un buen driver nos deja la oportunidad de llegar de dos, pero la recompensa está amenazada por el castigo del agua.

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El hoyo 8 es un par 3 donde las posiciones de bandera al fondo y a la derecha están bien protegidas. Un green muy divertido.

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Por último la primera vuelta termina con un par 4 corto y alcanzable desde el tee de salida (por los pegadores). La calle es anchísima y no tiene problema alguno, salvo el río que cruza por su inicio y que discurre por la derecha. El peligro está en un green donde la parte frontal escupirá la bola hacia la calle.

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La segunda vuelta sigue discurriendo por la enormidad de la finca disponible con hoyos relativamente sencillos. El hoyo 13 destaca por el lago que protege (bastante mal, por su lejanía) a este par 3 tan bonito.

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Después de un duro par 4, el hoyo 15 es un par 4 en dogleg precioso a un green en alto.

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Los dos hoyos finales ofrecen un final francamente bueno. El hoyo 17 es un par 5 largo en descenso que ataa a un green muy bien protegido. El 18 es un par 3 que se aprovecha de la presencia de la casa para enmarcar el tiro a un green a 180 metros.

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Golf Isla Valdecañas (Cáceres)

29 de diciembre de 2016 Deja un comentario

A menos de dos horas de Madrid se encuentra uno de los campos de golf más vistosos de España, el Golf Isla Valdecañas. El campo ocupa una gran porción de la isla, un emplazamiento único y espectacular. Además del campo, hay un hotel y una urbanización de casas unifamiliares. La isla está ubicada en el margen de un gran pantano, el de Valdecañas, ejemplo de cómo Cáceres es la provincia de España con más kilómetros de costa. Ubicación privilegiada y un recorrido movido, que se puede caminar, pero bastante montañoso.

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El campo es diseño de Álvaro Arana, sobrino de Javier Arana y autor de varios recorridos en España: el golf Balenario de Mondáriz (Pontevedra), Zuya Golf (Alava) o El Rompido (Huelva). Alvaro también trabajó con su tío en sus últimos diseños. Lo que más destaca de este recorrido, al menos en una primera impresión, son unos greenes enormes, movidos, con jorobas inmensas, depresiones y caídas multidireccionales. El juego en el green es un espectáculo. Sin llegar al extremo radical de El Encín, estos greenes regalan diversión a manos llenas. En la foto el precioso hoyo 8, par 3.

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Pero el diseño también hace sufrir al jugador que se estrena en este campo: aunque las calles no son particularmente estrechas ni el rough penalice mucho, abundan los doglegs, tiros ciegos, incluso los hoyos con el tee de salida a nivel inferior que la calle. Dos pares 3 tienen el green más elevado que el tee, un diseño que a mi me parece poco afortunado. Es un campo que despista mucho. Y además me pareció muy largo; encontraremos muchos hoyos donde el tiro a green hay que ejecutarlo con madera (salvo que seas un super pegador, claro). Hay que llevar el juego bien trabajado para sacarle pares o birdies. Y desde luego creo que es un campo que se tarda en conocer y ganar.

Comento ahora la primera vuelta: El hoyo 1 es un par 5 en subida. Un pino en medio de la calle marca el lugar donde no debemos ir; el pino está a 180 metros por lo que hay que superarlo con el drive de salida. Por la izquierda el fuera de límites nos amenaza por lo que es más aconsejable ir por la derecha. Varios bunkers se intuyen, aunque más bien cercanos al green.

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El green cuenta con una impresionante joroba que puede complicar mucho los putts. Cae desde el fondo hacia el frente.

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El hoyo 2 es un espectacular par 3 en descenso. El green es una pequeña joya con tres plataformas. La vista a la sierra es estupenda.

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El hoyo 3 es un par 5 en forma de ese. Primero la calle va girando hacia la derecha y posteriormente serpentea hacia la izquierda.

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Cerca del green varios bunkers protegen toda la parte izquierda. El green recibe en alto; otro green enorme y movido.

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El hoyo 4 es un par 3 bien protegido por un bunker en la parte izquierda.

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El hoyo 5 es una salida ciega desde un tee más bajo que la calle. Hay que pegar bien el driver para poder tener un tiro a green con garantías.

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El green culmina una pendiente en descenso. No es posible apoyarse por la parte derecha por la presencia de un gran bunker.

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Subimos una cuesta para llegar al tee del 6. La vista es maravillosa. El hoyo es un fuerte dogleg hacia la izquierda. La salida es estrecha y ciega.

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El green es una preciosidad bien protegida por bunkers que atrapan las bolas por la derecha y por detrás. También hay un pequeño bunker en la parte izquierda. No hay más remedio que ir a green directamente.

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El hoyo 7 nos enfrenta a una salida ciega, con el tee más bajo que la calle y un tiro totalmente ciego. Es un hoyo recto que va girando ligeramente hacia la parte izquierda. Al fondo vemos el green del hoyo 8, un par 3 precioso de 166 metros que supera toda la vaguada.

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El hoyo 9 es el handicap 1 del campo. La salida es muy estrecha, tenemos una vaguada por la parte izquierda después del búnker de calle. Con el hotel al fondo, la calle va descendiendo hacia un green que además cuenta con la protección de un lago. Un par 4 duro.

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Un campo de pares 3 en las Maldivas

4 de noviembre de 2016 Deja un comentario

Este blog, siempre atento a ofrecer sugerencias golfísticas y cantar la excelencia en la arquitectura de campos, comenta hoy un diseño especial que no he jugado aún.

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José María Olazábal ha proyectado un campito con 9 tees y 6 greenes en la isla de Velaa,un islote de las Maldivas, que combinados nos regala un recorrido de nueve hoyos. No habrá mucho problema en encontrar salidas: el resort cuenta con 48 villas de lujo y es una especie de paraíso para super ricos.

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Un buen sitio para mejorar tu juego corto.

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Arnold Palmer, un diseñador prolífico

12 de octubre de 2016 Deja un comentario

Hace algunos días fallecía a los 87 años Arnold Palmer, el Rey, uno de los grandes iconos del golf, caballero del golf, un héroe americano, el hombre que introdujo el golf en las pantallas de TV americanas.

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Arnold Palmer ha sido también un muy activo diseñador de campos. Más de 300 diseños en más de 25 países. Entre los más destacados están dos campos que comenté en este blog: Tralee, en Irlanda, posiblemente sea su obra maestra. Y el Palmer Course del K-Club, sede de la Ryder del 2006, otra maravilla. También tuve la suerte de conocer un campo que nunca sale en los rankings de sus mejores campos, aunque también me encantó: el Cherokee Run Golf Club de Georgia. En la foto el hoyo 15 del Newport Dunes, en Texas.

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La realidad es que Palmer no está en la cima de los grandes diseñadores de golf: ningún campo de Arnie está en el Top 100 de campos de golf del mundo. Y que Arnold nunca tuvo muchos conocimientos de topografía o ingeniería de paisaje. Sabía de golf y tenía una imagen tan inmaculada que su nombre daba un glamour enorme al campo. Lo cierto es que supo rodearse de buenos profesionales y supervisar todos sus proyectos. Aquí vemos a Arnold Palmer en su diseño de Península Papagayo en Costa Rica.

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Su conexión con el golf proviene de su padre, greenkeeper y profesional del campo de golf de Latrobe Country Club en Pennsylvania. Durante sus años de juventud ayudó a su padre a mover máquinas, cortadoras de césped y otras tareas ligadas con el mantenimiento de campos. Posteriormente, en sus años universitarios Arnold y sus compañeros crearon un campo de golf cerca del campus para practicar. Posteriormente se alistó en la Guardia Costera en Cape May, New Jersey, donde también construyó un campo de 9 hoyos junto a la base. Un trazado rudimentario y complejo que hizo prácticamente con un rastrillo, una pala y una cortadora de césped.

Durante su carrera profesional fue el primer golfista en dedicar tiempo a las tareas de diseño de campos. En 1972 se asoción a Ed Seay para crear Palmer Course Design Company, con sede en Ponte Vedra Beach, donde está la sede del PGA Tour. Hoy su compañía emplea a los arquitectos Thad Layton y Brandon Johnson.

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Palmer admiró siempre los campos clásicos, donde la longitud de los hoyos no fuera el factor determinante de su dificultad. De hecho abogaba por una reducción obligatoria de la velocidad de la bola de golf para evitar tener que construir campos tan largos como se juegan hoy. Le gustaban los campos estratégicos, en los que no es lo mismo ir a un lado u otro de la calle para acceder al green.  Esta foto ilustra uno de sus diseños en China, el Pure Scene de Kumming.

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En cuanto a su estilo, le gustaba decir que no tenía un sello propio y fácil de diferenciar: le gustaba hacer campos diferentes en estilo y estructura y probar elementos nuevos que añadieran tiros de golf diferente: en definitiva hacer campos más divertidos.

Arnold Palmer recibió el ASGCA Donald Ross Award en 1999, la más alta distinción que otorgan los arquitectos americanos a sus colegas.

Golf La Moraleja 4 (Madrid)

22 de agosto de 2016 Deja un comentario

El club de golf La Moraleja cuenta con cuatro campos diseñados por Jack Nicklaus Design. Los campos 3 y 4 son muy recientes, están construidos cerca de Algete, en la zona norte de Madrid. Advierto que sólo podremos jugar si vamos acompañados de un socio. En la foto la espectacular salida desde el hoyo 11, que está justo debajo del corredor aéreo que aterriza en Barajas.

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Ya comenté el excelente campo de golf La Moraleja 3, uno de los mejores de España. Ambos campos comparten excelencia en su construcción y mantenimiento. Es una gozada ver como se pueden diseñar y construir dos campos tan diferentes. Mientras que el campo 3 parece un campo manicurado y perfecto como los del PGA Tour, con calles anchas, bunkers bien perfilados y amplias escapatorias en greenes grandes, el campo de la Moraleja 4 se presenta como un campo mucho más salvaje y natural, mucho más corto y por ello más sencillo, con muchos bunkers de formas irregulares, mucha agua y greenes muy grandes y apasionantes. Un campo para disfrutar. En la foto el hoyo 1, un par 4 recto.

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Las calles están siempre en constante ondulación y movimiento, muy parecidas a las de los links, todo construido de forma artificial por Nicklaus pero todo con una sensación enorme de naturalidad.

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En las calles destacan unas islas de vegetación y rough aleatorias que salpican y decoran su superficie.

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Los bunkers están perfilados de forma mucho más salvaje, por lo que sacar la bola puede ser difícil si estamos cerca del contorno. La arena y la calidad constructiva de los bunkers es excelente.

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Los greenes son enormes y tremendamente movidos, con infinidad de caídas y montañitas que hacen que el arte del putt sea como en un minigolf. Me recordaron a los polémicos greenes de El Encín. Creo que hacen del golf algo mucho más estratégico y divertido.

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El diseño de los hoyos permite segundos tiros mucho más cortos que en su campo adyacente. En este sentido el campo es mucho más variado y divertido. Se puede y se debe bombardear las calles con el driver, pero luego tendremos muchos tiros con palos cortos. Dada la superficie de los greenes, hay que pensar bien donde apuntar para acercar la bola a la bandera. Este es el par 3 hoyo 9, un hoyo corto y amenazado por agua.

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El hoyo más interesante me pareció el par 4 hoyo 12, un dogleg hacia la derecha donde la calle está perfilada por un arroyuelo seco (pero con un rough tremendo).

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El campo cuenta con varios pares 3 de distancias poco habituales en campos de golf modernos: ninguno de más de 150 metros, y dos de ellos que están a tiro de wedge. Destaca el hoyo 16, un par 3 de menos de 100 metros que dispara a un green en forma de estrella de tres puntas. El centro del green está elevado y las tres puntas están deprimidas, con lo cual el hoyo permite muchas posiciones de bandera que transforman completamente el hoyo.

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También hay al menos dos pares 4 cortos, alcanzables por el pegador. La web del club comenta el recorrido de manera estupenda, hoyo a hoyo.