Empezamos con una aclaración necesaria: hay dos campos que se llaman Adare: el de Adare Manor, municipal (en la foto, uno de sus tees de salida, con castillo en ruinas al fondo), y el Adare Golf Club, que es el que comentamos hoy. Ambos campos, de hecho, se tocan en un punto, en el hoyo 15.
Para entrar en el lujosísimo Adare Golf atravesamos una valla señorial custodiada por un guarda uniformado, accediendo a un jardín manicurado. Estamos en uno de esos castillos góticos y espectaculares propiedad de una familia inglesa milenaria y millonaria, y que cuenta con un vergel idílico que ha sido transformado, con la firma de Robert Trent Jones, en un campo de golf majestuoso, un jardín que representa el ideal de la perfección, el triunfo de la civilización sobre la naturaleza salvaje. El hotel y sus 700 acres han sido comprados recientemente por el millonario irlandés JP McManus por una cantidad cercana a los 30 millones de euros.
El campo es un parkland que destaca por su estética, precioso, muy ancho, abierto, perfectamente manicurado, y cuajado de elementos encantadores: unas ruinas medievales, un caudaloso río de truchas, unos árboles majestuosos, impresionantes; hasta un cementerio para mascotas. No es extraño que haya sido votado el mejor parkland de Irlanda por Golf Digest 7 años seguidos, superando a joyas como Druids Glen, Carton House, Kileen Castle o el mismísimo K-Club (para mi, el K-Club está en un nivel golfístico superior). En la foto, el green del hoyo 13, el más bonito del campo
Trent Jones, en lo que es su último gran campo, diseña un recorrido con mucho dogleg, calles muy anchas, y greenes muy grandes y movidos. Muchos tees de salida para endurecer el recorrido. Un campo relativamente plano y cómodo de caminar, precioso y que mejora hoyo a hoyo. La segunda vuelta es un espectáculo natural. El servicio es impecable, el starter, atento y amable, no dejará de aparecer para evitar juego lento.
El hoyo 1 es un par 4 franco, ancho, en ligero dogleg hacia la derecha. El driver tiene que ir por la izquierda para tener opción de alcanzar un green con mucha caída y protegido por un pequeño arroyo.
El hoyo dos vuelve a ofrecer una calle en dogleg hacia la derecha. Empezamos a disfrutar de unos greenes enormes y unos árboles espectaculares. Aquí veremos un enorme bunker protegiendo al green por la izquierda.
Continuamos con un par 4 en dogleg hacia la izquierda. El green está elevado y protegido por dos bunkers.
El hoyo 4 es el primero de los grandes pares 3 del recorrido. Tenemos que evitar a toda costa aterrizar en el río Maigue que surca por detrás del green. Otro green enorme y movido.
El hoyo 5 es el handicap 1. Un precioso par 4 con el green elevado en las alturas. La calle es ancha y gira para ascender hacia el green. Por la derecha, para acortar, hay agua y un rough tremendo. Hoyo para pegadores.
Nuevo par 3 en descenso, simplemente precioso. Trent Jones diseña el green con más caídas del recorrido. Suerte con el putt.
El hoyo 7 es un sensacional par 5 tipo Cape. Es un par 5 muy largo, pero la calle es tan ancha que no debería haber problemas en llegar al green de tres golpes. Salvo que queramos acortar, claro. Otro hoyo para reventar la bola desde el tee.
El green está también resguardado por agua y bunkers. Lo normal es tener un tiro que sobrevuele agua.
El siguiente par 4 gira levemente hacia la izquierda. El green está muy expuesto al viento y vuelve a tener una superficie muy ondulada.
Para terminar el hoyo 9 es un par 5 recto e iluminado por la presencia de la casa detrás del green. Una preciosidad para sacar la cámara y retratar la opulencia, la majestad, el exceso. Un muro vegetal protege por toda la parte izquierda. Unos setos inmensos protegen el fondo del green de un cementerio de mascotas.
El hoyo 10 es un par 4 ligeramente en cuesta arriba. Varios bunkers protegen la parte derecha de la calle. Hay que tener cuidado con el agua que rodea al green por la parte izquierda.
El siguiente hoyo 11 es un par 3 muy pintoresco que cruza el caudaloso río Maigue a un green muy alargado y protegido por bunkers.
El hoyo 12 nos enfrenta a un par 5 cuesta arriba, en dogleg hacia la izquierda. Destaca un green enorme y bien guardado por bunkers y rough, donde podremos tener putts realmente largos y movidos.
El hoyo 13 quizá sea uno de los pares 4 más bonitos del mundo. El árbol que guarda el tee elevado, la calle que desciende ligeramente hacia la derecha y el tiro a green entre un muro de árboles centenarios, todo está preparado para el disfrute de los sentidos. Un green, como todos, grande y movido.
Los hoyos que quedan no empeoran las sensaciones que nos está dejando el recorrido y van mejorando hasta llegar al final del mismo. El hoyo 14 es un dogleg hacia la izquierda con un green muy expuesto, protegido por bunkers y agua a la derecha.
El hoyo 15 es otra preciosidad estética. El más corto par 4 está preparado para disfrutar de la «Manor House», la mansión que se ofrece a la derecha. El río acompaña todo este hoyo por la derecha, así que conviene no acercarse demasiado.
Un espectacular par 3 con lago es una vista principesca desde la casa, con unos árboles de hoja rojiza de un tamaño descomunal. El green, enorme, permite un tiro conservador.
El hoyo 17 es un par 4 recto y largo, con una salida semiciega y ascendente. Un bunker enorme atrae las bolas por la derecha. El green es largo y estrecho. El hoyo está encajonado, otra vez, en un tubo vegetal.
El hoyo 18, el hoyo más afamado del recorrido, es un magnífico par 5. Paralelo al río por la izquierda y con la calle apuntando hacia la casa club, el green está ubicado en la parte izquierda de la calle y cruzando el río. El green, muy movido, está perfectamente guardado por varios bunkers, además de un majestuoso cedro libanés.
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