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Posts Tagged ‘Bobby Jones’

La chaqueta verde

12 de abril de 2017 Deja un comentario

Semana de Masters… tiempo para rescatar este post.

Leo en Golf Illustrated un artículo sobre la chaqueta verde. ¿Cómo conseguir una? Además del improbable suceso de que te nombren socio, o el más improbable aún de que seas capaz de ganar el Masters, puedes ir a la Hamilton Tailoring Company de Cincinatti y comprarla por $250 dólares. O más bien robarla, porque sólo las fabrican para Augusta National.

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Es posible que sea la prenda más deseada por cualquier golfista. Los miembros del Augusta National y los ganadores del Masters pueden llevarla. Pero sólo en el club. A los campeones hoy les dejan tener una réplica, aunque antes durante máximo un año. Seve se negó a devolver la suya.

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La idea se le ocurrió a Bobby Jones cuando, después de ganar el Open en Royal Liverpool en 1927, quedó impresionado con las chaquetas rojas que llevaban los antiguos capitanes del club. Les hacían parecer venerables y elegantes. Así que cuando abrió Augusta National en 1933, le planteó la idea a su socio Clifford Roberts.

El único problema era el color. Al parecer se plantearon que la chaqueta fuera amarilla, roja e incluso naranja, el color melocotón de Georgia. Hasta que en un paseo conjunto, Roberts hizo un comentario sobre el precioso color verde de los arbustos de azaleas. Así nació la leyenda. El verde, para los técnicos, es el Pantone 342.

El artículo cuenta más historias sobre la chaqueta. Por ejemplo, la que tuvo Bobby Jones en 1937 se subastó recientemente por 310,00o dólares. Y las 6 de Jack Nicklaus… pues no se subastaron, porque el Oso Dorado no ha tenido una hasta 1998.

Desde el 2012 por fin, hay un modelo para mujer.

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Y desde 2017 Sergio García luce la suya…

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Dónde jugar al golf en Atlanta

16 de abril de 2014 Deja un comentario

Jugar al golf en Estados Unidos puede ser una cosa muy fácil o muy frustrante, según se mire.

Fácil porque hay millones de campos de golf a precios muy asequibles repartidos por todos los estados. La oferta es abrumadora, y en los rankings de los mejores campos del mundo siempre más de la mitad están en suelo americano. Frustrante porque prácticamente todos los buenos y famosos, esos que figuran en las listas de mejores campos de golf del mundo, muchos de los que vemos albergar torneos o majors, son campos privados. Uno puede jugar en todas las sedes del Open Championship, pero en America los campos privados son del tipo «cerrado a cal y canto para visitantes»: sólo admiten a socios o a amigos de socios. Así que para jugar en Augusta National (en la foto) tienes que ser periodista deportivo, conocer a algún chaqueta verde o jugarlo en la PlayStation. También hay campos en los que se puede jugar muy conocidos (Pebble Beach, Bethpage Black, etc) pero o son muy caros (Pebble Beach, por ejemplo) o para jugar hay que, literalmente, dormir en el parking del campo para coger sitio (es lo que hay que hacer para jugar en Bethpage Black, en Nueva York).

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Estando por trabajo algunos días en Atlanta, estuve buscando en qué campo jugar. El primero de la lista es un campo que está en la ciudad: East Lake, la sede del Tour Championship, el campo de Bobby Jones, uno de los mejores campos del país. Escribí un correo para reservar un tee time. No hubo respuesta. Escribí otro más. Nada. Al final, gracias a mi insistencia, conseguí una respuesta: «No.» Campo sólo para socios o amigos de socios.

Un jugador local me aconsejó acercarme a las instalaciones del club, para explicar mi caso. No me dejaron ni entrar en las instalaciones. Esta verja sólo la cruzan los socios, amigo.

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Fui a un campo de 9 hoyos adyacente a East Lake para matar dos horas. El campo es obra de Rees Jones. Jugué con un caddie de East Lake, y me contó que el acceso al campo es prácticamente imposible. Ni siquiera admiten a nuevos socios. La gran mayoría de los socios son empresas, ejecutivos de las grandes corporaciones de Atlanta (CNN, UPS, Coca Cola, Delta…) y muchos despachos de abogados, consultores, etc. La verdad es que desde fuera, East Lake no parece gran cosa.

Bueno, pues quizá podamos probar en Peach Tree, otro mítico campo de la ciudad, obra de Bobby Jones y Robert Trent Jones. También privado. Cerrado.

Peach Tree

Lo intenté con Hawks Ridge, un ejemplo de arquitectura clásica obra de  Bob Cupp. Muy amablemente me dijeron que no. Y así con varios de los campos de la ciudad privados.

Así que uno se desanima porque piensa que no poder jugar estos campos con tanto nombre. Craso error. La oferta de campos, incluso públicos, es más que apetecible. Este fue el resultado de mi investigación:

  • Cuscowilla. Un diseño espectacular de Ben Crenshaw y Bill Core. Enclavado en un hotel de lujo, lo malo es que está a  1 hora y 20 minutos de la ciudad.
  • Bear’s Best: Una colección de los mejores hoyos diseñados por el Oso Dorado, Jack Nicklaus, en más de 200 campos por todo el mundo. Este sí es un campo público, relativamente barato (80 dólares) y situado a 45 minutos de la ciudad. Cuando llamé estaba completo.
  • The Frog at the Georgian, diseño de Tom Fazio, uno de los diseñadores más importantes de la ciudad. A 45 minutos.
  • Cobblestone: Considerado como uno de los mejores campos para jugar por la revista Golf Digest en la zona. A 35 minutos de la ciudad.
  • Stone Mountain: Muy cerca del centro, el complejo cuenta con dos campos de golf: El Stonemont (obra de Robert Trent Jones) y el Lakemont.  Ambos son dos campos preciosos, con esos altísimos pinos georgianos tan característicos de la zona (y que podemos ver en Augusta).
  • Rivermont: Otro campo precioso cerca de la ciudad

Al final me decidí por un campo diseño del rey, Arnold Palmer: Cherokee Run, situado a 40 minutos de Atlanta. Pero eso será en otro post.

 

The Charlie Yates Golf Course at East Lake, Atlanta (USA)

4 de abril de 2014 1 comentario

Jugar en East Lake (Atlanta) está al alcance de pocos humanos. Es un campo privado exclusivamente para socios o invitados de socios, así que si no conoces a algún afortunado jugador local, lo tienes crudo. Incluso muchos profesionales no han jugado nunca en este campo de Bobby Jones. East Lake es la sede del Tour Championship, quizá el torneo más exclusivo del PGA Tour (con permiso del Hyundai Tournament of Championship). En este torneo patrocinado por Coca Cola, se decide cada año la Fedex Cup y sólo juegan los 30 mejores jugadores del año.

Muy cerca del campo se ubica el campo público de 9 hoyos Charlie Yates. Evidentemente no es el mismo diseño, pero el terreno y arbolado nos da una idea de lo que puede ser su rico campo hermano. Originalmente con 18 hoyos, se ha reducido su recorrido para construir una escuela infantil sobre los segundos 9 hoyos. Tras un invierno duro, la hierba bermuda presentaba un aspecto marrón muy poco estético, aunque el campo se disfruta perfectamente.

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En el Charlie Yates destacan los greenes, a un buen nivel para ser un campo público. Me contaron que están mantenidos por los mismos greenkeepers que luego operan en East Lake. Greenes enormes, con una combinación de muchas caídas sutiles o abruptas. En la foto, el green del hoyo 9, con el campo de prácticas al fondo y la casa club.

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Estamos ante un recorrido par 30, con 6 pares 3 y 3 pares 4. Diseño de Rees Jones, el hijo de Robert Trent Jones, y autor, entre otros, del Golf Santader, Charle Yates es un campo bonito con varios obstáculos de agua en su recorrido. Este es el lago que hay que superar para alcanzar la calle del hoyo 6.

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Charlie Yates fue un jugador contemporáneo de Bobby Jones, del que aprendió a jugar al golf, y que ganó un British Amateur. También jugó en el primer Masters en Augusta en 1934, y asistió a todos los Masters, como socio de Agusta, hasta el año 2003. Murió en el 2005.

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Un recorrido en este campo entre semana me costó 15 dólares e incluye 18 hoyos. Si queremos ir con coche (como es habitual en USA), diez dólares más. Precios más que irrisorios para una vuelta agradable de menos de dos horas.

Robert Trent Jones, el arquitecto estrella del siglo XX

15 de septiembre de 2012 15 comentarios

Golf's Magnificent Challenge

Acabo de terminar un libro de Robert Trent Jones titulado «Golf’s Magnificent Challenge«sobre su vida y obra. RTJ (1906-2000) fue el primer arquitecto de campos de golf vivo que entró en el Salón de la Fama de Golf, en 1987. Fue nombrado por la revista Golf Magazine como uno de los 100 Héroes del Golf del siglo XX. Un nombre muy conocido y no por nada: más de 500 campos de golf por todo el mundo, en al menos 40 estados de los Estados Unidos y 35 países, entre ellos España. Se dice que el sol no se pone en un campo de RTJ. Arquitecto, artista, agrónomo, enormemente prolífico, creo que fue el Karajan del diseño de campos.

Cuenta su hijo Rees que el día en se su padre descubrió la aviación, desapareció de su casa. Se pasó la vida en un avión: hacía 300.000 millas al año, y en toda su vida voló más de 8 millones de millas. Tomaba aviones como quien toma un taxi. Si perdía un vuelo, tomaba otro a algún otro sitio donde poder hacer algún negocio. Un vendedor nato, en cualquier punto del planeta. Para conseguir esto tenía una estupenda habilidad: era capaz de dormirse en cualquier sitio.

RTJ tenía bastante claras sus ideas sobre lo que era un buen campo. Por ejemplo: los tees y greenes más grandes posibles, que admitían más posiciones de bandera, además de tener un mantenimiento más sencillo. Incluía siempre lagos en sus diseño como hazards y como fuente de agua de riego. Antes de que Deane Bemman inventara los «Stadium courses», con gradas naturales para el público, RTJ abogó por ellos. El primero en instalar tees variables que permiten adaptar el campo a la habilidad del jugador, los llamados tees aeropuerto.

Sus campos, definidos como terrenos mitad de ajedrez mitad campos de tiro con arco, son campos estratégicos, donde normalmente tendremos varias alternativas para llegar a green, y donde la línea más corta siempre tendrá más riesgo. Algunos le atribuyen haber inventado el «target golf». Siempre encontraremos bunkers en la calle y bunkers en el green protegiendo los tiros del golfista. El golf, para RTJ, es un deporte donde la recompensa viene de la mano con el riesgo. Se dice que RTJ te deja el bogey fácil, par difícil.

Durante la era de RTJ la construcción de campos empezó a poder emplear grandes máquinas y movimientos de tierra. Aún así, RTJ pensaba en mantener la belleza del territorio, y en que sus campos fueran estética y paisajísticamente preciosos. Son obras de arte moderno a gran escala. Un campo de RTJ anima el espíritu más que las obras pictóricas de muchos artistas modernos.

Aunque nació en Inglaterra,  su familia se trasladó a Estados Unidos cuando él tenía 5 años. Fue el primer profesional de golf  en el campo de Sodus Bay Heights, cerca de Nueva York. Problemas de salud le apartaron de la alta competición. Solía decir que hay muchos arquitectos que no saben jugar y muchos jugadores que no pueden diseñar. Para ser un buen diseñador de campos, tienes que tener ambas habilidades.

Jones estudió en Cornell University diversos cursos relacionados con la que sería su profesión de arquitecto: arquitectura de paisajes, agronomía, horticultura, hidráulica, estadística, economía e incluso oratoria. Durante el curso diseñó los 9 hoyos del campo de Cornell (abiertos en 1941; en 1954 volvería para construir los 9 hoyos restantes; hoy el campo lleva su nombre).

Tras la universidad, se asoció durante 8 años al arquitecto canadiense Stanley Thompson y trabajó en ese país, y más tarde también en USA. Después de la guerra, trabaja con Bobby Jones en el Peachtree Golf Club de Atlanta. Para evitar que pensaran que eran parientes, fue entonces cuando empezó a firmar como «Trent».

Desde aquí hasta su retiro, RTJ firma más de 500 campos de golf por todo el mundo. Entre los más famosos del mundo: Eugene Country Club en Oregon, Spyglass Hill en Pebble Beach, California, o Hazeltine National Golf Club en Minessota. También ha trabajado en el rediseño de algunos campos extraordinariamente famosos: Augusta National (1947 y 950), Congressional Blue Course (1959 y 1964), Oakland Hills (1950, 1972  y 1984), Baltursol (1952) o el Olympic Club (1954).

En España trabajó en la Costa del Sol (junto a Cabell B. Robinson) y nos ha dejado varias muestras de su obra: Valderrama, Sotogrande, Marbella Golf & CC, Los Naranjos, Las Brisas, La Cañada o los dos campos de Mijas Golf (Los Lagos y Los Olivos).

A finales de los 80 RTJ diseñó el proyecto de golf más grande de la historia (en esa fecha, luego los chinos lo han superado). El sueño del empresario David Bronner, que quería impulsar el turismo en Alabama y atraer a los jubilados para su retiro. El macroproyecto consistió en diseñar y construir 18 campos de golf, y en total 468 hoyos de golf  en 11 localizaciones diferentes: el Robert Trent Jones Trail.

Finalmente y tras unos problemas de salud, se retira a vivir a su casa en Fort Lauderdale, Florida, donde fallece con casi 94 años en el año 2000.

Sus hijos Rees Jones y Bobby Jones Jr. también son arquitectos de campos de golf.

La primera victoria de Seve en Royal Lytham & St Annes

17 de julio de 2012 2 comentarios

El Open Championship vuelve a Royal Lytham & St Annes. Un links venerable y curioso, donde no se ve el mar y sí carreteras, vías de ferrocarril y muchas casas victorianas de ladrillo rojo. No es el campo más bonito del mundo. Faldo dijo que es como jugar en una pequeña ciudad. Fue diseñado por George Lowe, el primer profesional del club, en 1886 y remodelado por Harry Colt al inicio de la década de los 20. Al igual que en Royal County Down, Colt fue llamado para reemplazar los greenes planos y hundidos en superficies algo más elevadas. Colt cambió varios greenes de sitio y creó nuevos tees de salida, añadiendo los doglegs que tanto le gustaban. En la foto, el icónico hoyo 18.

El campo parece un campo minado por bunkers: hay más de 200, es decir, algo más de 11 bunkers por hoyo. Algunos son profundos, muy profundos, como muestra Pablo Larrazábal en esta foto.

El campo es el único de la rotación del Open que empieza en un par 3. También es famoso por su final: 5 hoyos durísimos comparables a los de Carnoustie. Bernard Darwin escribió que «el campo es una bestia, pero una bestia justa».

En este campo fue donde Bobby Jones consiguió su primer Open Championship en 1926. Una placa celebra un famoso golpe desde una zona arenosa en el hoyo 17 (foto de aquí)

Tony Jacklin consiguió la primera victoria británica en 18 años en el Open de 1969, Gary Player ganó su tercer Open en 1974, Tom Lehman ganó en 1996 y David Duval en el 2001, aquel en el que Ian Woosnam empezó su ronda con 15 palos. Pero sobre todo este links es especial porque Severiano Ballesteros ganó dos Opens, en 1979 y 1988.

Su primer grande en Royal Lytham & St Annes lo consiguió un sábado de junio de 1979. Ya había quedado segundo en Royal Birkdale tres años antes en un Open Championship. Pero esta victoria fue la primera europea (no británica) en un Open desde 1907.

La victoria fue épica porque en la última jornada Seve empleó el driver en 9 salidas y sólo cogió una calle. En un campo como Lytham, con tanto bunker, es decir, con tanto bogey y doble bogey esperando al jugador errático, lo que hizo Seve es estratosférico. No tuvo el mejor lie en muchos segundos tiros, y sin embargo ganó con claridad.

Durante el torneo su bola cayó en 15 bunkers, y en 14 de ellos recuperó con sólo un putt. Y con el sand wedge con el que salió tan bien de bunker fue con el que hizo birdie desde un aparcamiento en el 16.

Y ese es el último y asombroso putt. Como dice el comentarista, la bola parecía que tenía un imán hacia el hoyo.

El Greenbrier Classic y el sueño americano

5 de julio de 2012 3 comentarios

Esta semana el PGA Tour juega el Greenbrier Classic, en The Old White TPC, White Sulphur Springs, West Virginia. Un campo par 70 y que tiene la particularidad de terminar el recorrido con un par 3.

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Algo de historia… Una escena clásica de Hollywood. Año 1936. Un hombre joven limpia unas bolas de golf en la habitación de los caddies de un club local de golf en Hot Springs, Virginia. Su trabajo incluye limpiar palos, arreglar piques del campo y ayudar al caddie master. Su sueldo: un bocadillo de jamón y tiempo libre para intentar conseguir dar alguna clase de golf. En su bolsillo, toda su fortuna: 70 centavos de dólar y una navaja. Por el umbral aparece un hombre bien trajeado que empuña un drive reluciente con varilla cromada:

– Te he visto jugar en el torneo hoy. No es que lleves la bola a una milla de distancia desde el drive. La llevas a dos millas.

– Sí, señor.

– Tienes un swing impresionante, muchacho. ¿Dónde lo aprendiste?

– Oh, en el sembrado que hay al lado de casa, en Ashwood.

– Ya, pero ¿qué profesional de golf de Virginia te ha enseñado?

– Nadie, nunca tuve dinero para clases. Veía a mi hermano Homer y practicaba en casa. El resto supongo que es natural, viene de mí.

– Increíble. Los drives más largos que he visto en mi vida, y he visto unos cuantos, los has pegado hoy. Cuando te has pasado de green en el 9, que mide 330 yardas, y tuviste que chipear hacia atrás, hiciste algo que ni Bobby Jones ni Hagen pudieron hacer. ¿Cuántos años tienes, chico?

– Veintitrés, señor.

– ¿Me dejas ver tus palos un momento?

El hombre inspecciona la bolsa de palos. El driver está reconstruido desde una cabeza rota, pegada con cola y repintada. Los hierros son medio juego de segunda mano, comprados por 10 dólares, y con algunos palos con varillas de madera y otros con varilla de hierro. Un sand wedge comprado por correspondencia por 3,5 dólares.

– Y con esto has hecho hoy 70 golpes para quedar segundo en un campo difícil, increíble… Mi nombre es Fred Martin, y soy el Director del hotel Greenbier en White Supphur Springs. ¿Te gustaría trabajar para mí como profesional del campo? Te pagaré 45 dólares al mes, más alojamiento. Y podrás quedarte lo que ganes dando clases.

El Greenbrier era el campo de golf con más renombre de Virginia. Un club privado con un hotel de lujo que hospeda a presidentes de Estados Unidos. Un club con socios como los Astors, Biddies, Kennedys, Vanderbilts…

– Señor Martin, no sé cómo de rápido se mueve usted, pero cuando aparezca en su club estaré esperándole.

La historia, real, aparece en la autobiografía del profesional de golf. El libro se llama «The Education of a Golfer». El autor: Sam Snead.

Desde aquel día, Sam Snead comenzó a competir contra los mejores. Aquel pobre ayudante de caddie se convirtió en una leyenda. 7 grandes y 84 títulos del PGA Tour avalan a uno de los mejores pegadores de la historia. Junto con los 18 Majors de Jack Nicklaus, los 84 títulos profesionales de Sam Snead son el reto más inmediato que tiene en su cabeza Tiger Woods.

Otra curiosidad: el récord del campo lo firmó Stuart Appleby en 2010 con un 59 en la última vuelta para ganar el torneo. El récord lo tenía Sam Snead con 60 golpes, conseguidos 60 años antes, en 1950. Brutal.

El hoyo 16 de Augusta National

3 de abril de 2012 4 comentarios

Este blog tiene un fondo de pantalla fácilmente reconocible: el 16 de Augusta. El hoyo se llama «Redbud» por el arbusto que predomina. El 9º hoyo más difícil del campo, con una media histórica de golpes de 3,16. Un par tres espectacular, con un green en pendiente hacia el agua que hace que los tiros a bunkers en la parte derecha tengan salidas dramáticas.

La foto corresponde al hoyo en el año 2010. Pero no siempre ha sido así. Augusta National ha sufrido innumerables cambios como se explica en este artículo imprescindible de Golf Digest. Este hoyo es un ejemplo de que a veces los rediseños mejoran los campos de golf.

El dibujo de la izquierda corresponde al hoyo diseñado por McKinzey en 1934. El punto rojo corresponde al green del 15, y el punto amarillo marca el tee de salida. El hoyo reproduce uno similar en el campo inglés de Stoke Park. Después del segundo Masters, en 1937 el green se amplía hacia la izquierda y se acercan los bunkers.

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Después de la segunda guerra mundial,  Bobby Jones colabora con Robert Trent Jones en otro campo y entiende que está ante un gran arquitecto. Le encarga pensar en cambios en Augusta National. Para el hoy 16, R. T. Jones sugiere girar el green 90 grados, propone la creación de un estanque y dos nuevos bunkers a la derecha del green, que cae hacia el agua. Se hacen las obras en 1948, y al año siguiente se construye un tercer bunker cerca del agua.

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En 1959, el arroyo que llenaba el estanque se entierra, aunque se retiene un canal de agua rodeando el green. Esto hacía que los tiros largos fueran al agua. Este canal se entierra en 1966, quedando ya el obstáculo de agua en su configuración actual.

En 1999  se rehace completamente el green, añadiendo más posiciones de bandera. En 2006 se vuelve a reconstruir y se dificulta el hoyo haciendo los bunkers más profundos.

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El green es muy bueno porque los jugadores pueden probar diferentes rutas para acercarse a la bandera. En las rondas de prácticas los pros se entretienen en tirar a green con la bola dando saltos por el agua. Como este HIO de Vijay Singh en la ronda de prácticas del 2009

ACTUALIZACION: Martin Kaymer también consiguió su Hole in One igualito que Vijay Singh en la ronda de prácticas del 2012

 

Harry S. Colt, el patriarca de los arquitectos

12 de marzo de 2012 16 comentarios

Tengo pendiente escribir una entrada (o varias) sobre el club de golf Sant Cugat, donde soy socio (actualizo: ver post y routing original). He estado leyendo sobre su diseñador, Harry Shapland Colt, el patriarca de los arquitectos de golf británicos y posiblemente el más importante arquitecto de la historia del golf. En este cuadro de A. Wardlow de 1894 posa como miembro del R&A, es el caballero en primer plano que mira a la derecha debajo del obelisco.

He leído Creating Classics: The Golf Courses of Harry Colt. La portada corresponde al hoyo 5 del campo de Sunningdale, campo que hizo en 1922. Cuanto más leo más asombrado estoy de que nuestro club esté firmado por arquitecto tan ilustre. Este dato incluso pasó desapercibido durante bastante tiempo. En otra entrada hablaré de la historia del club y lo que queda del diseño de Colt.

Harry S. Colt, un abogado inglés nacido en 1869 y fallecido en 1951, jugador notable, desarrolló muchos campos en Inglaterra, trabajó en Europa y en América. Pasó una semana en Pine Valley durante la cual realizó contribuciones decisivas al diseño de este campo. Su contribución exacta en este campo, quizá el mejor de USA, es un tema largamente debatido, pero sin duda tuvo un rol decisivo. En Escocia trabajó el Eden Course de St Andrews. Y también contribuyó a diseñar Royal County Down en Irlanda del Norte.

Su habilidad en el diseño estratégico crearon las bases para la explosión del golf y la época dorada del mismo. Casi todos los grandes arquitectos de campos deben su influencia a su trabajo y sus libros, conferencias y cartas. Para él la prueba esencial era si un gran campo podría pasar el test del tiempo.

Colt introdujo varias innovaciones: por ejemplo fue el primero en realizar planos de trabajo, con detalles constructivos e instrucciones detalladas del proceso de construcción. Se le atribuye (aunque otros cronistas otorgan el mérito a Old Tom Morris) el haber inventado el mejor amigo del golfista: el dogleg, como una forma de retar al jugador y forzarle a elegir la mejor ruta al green. Siempre pensaba en cómo forzar al jugador a pensar en el lugar idóneo para el drive de salida, nunca una calle ancha y fácil. Fue un pionero en plantear que un buen diseño debe obligar al jugador a emplear todos los palos de la bolsa. Fue el primero en integrar casas dentro de los campos, que es como se debe hacer (ahora se suelen integrar campos dentro de urbanizaciones). También ejerció su influencia en el tipo de hierba y otras mejoras agrícolas que mejoraban el mantenimiento y la jugabilidad de los campos. Su trabajo definió una nueva profesión: la del arquitecto de campos de golf.

Cuando Colt comienza a trabajar, los campos de golf del interior de Inglaterra no estaban precisamente pensados para encajar en su entorno y padecían de escasa imaginación en su diseño: campos planos y anodinos, con greenes planos y pocos bunkers. Incluso algún iluminado hacía campos extravagantes, con greenes cuadrados o rectangulares, por ejemplo. No resistían comparación con los links de las islas británicas. Su trabajo dejó varias obras maestras como Royal Portrush (en la foto), el New Course en Sunningdale, Royal Lytham & St Annes (sede del Open Championship de 2012), Muirfield, Wentworth y Royal Worlington, un gran links en el interior.

Su lista de colaboradores es espectacular: Nombres como Hugh Alison (que trabajó en USA y sobre todo en Japón, y de diseños más sádicos que Colt), John Morrison (cuyos campos destacan en Francia) o Alister MacKenzie (diseñador que trabajó en Australia y en USA, firmando con un tal Bobby Jones un campo llamado Augusta National). Todos, en sus inicios, discípulos y aprendices de Colt.

Colt siempre buscaba que los campos se mezclaran con el paisaje, que parecieran naturales. Como si fueran producto de la naturaleza, no de la excavadora. Para mi éste es el mayor arte del diseño: como el artista que convierte una roca en una escultura, rescatar un campo de golf de un prado salvaje, como si siempre hubiera estado ahí. Instalar la civilización en la naturaleza de la manera menos agresiva. Buscaba campos movidos, con calles en dogleg, movimiento en los greenes, movimiento en las calles. Al fin y al cabo la naturaleza no dibuja calles rectas o greenes planos. Evitaba siempre primeros tiros ciegos, le parecían un fracaso del campo. Aún así a veces colocaba tiros ciegos de segundo golpe, pero no demasiados. Cuando había montañas buscaba que los tiros siempre fueran diagonales a la misma, nunca directamente hacia arriba o abajo. Este es el impresionante tiro a green del 15 de Kennemer, uno de sus diseños holandeses.

Colt buscaba que desde la casa club partieran dos hoyos: así puedes tener el campo más o menos lleno en fines de semana. Para él el hoyo 1 debe ser razonablemente largo y fácil: nada peor que un primer hoyo en que los jugadores detengan el campo buscando bolas. Y el 18 debe ser un hoyo duro. El lay out mejor con 4 hoyos cortos (pares 3). Le gustaba también dejar un hoyo llegable con drive (un par 4 corto) con un green sobre una plataforma. Y permitía campos elásticos: muchos tees para permitir alargar o acortar el campo en función del jugador o del viento.

Colt era un mago en la selección de las ubicaciones de los greenes y del trayecto general del campo. Elegía primero estas ubicaciones y luego pasaba mucho tiempo buscando el mejor diseño que se adecuara a estos greenes. Le gustaba que el green fuera lo más natural posible, y que tuviese un barranco o una colina delante para dar interés.

El espíritu de Colt también se refleja en las formas de los bunkers. Todos los hazards artificiales deben parecer naturales. Márgenes irregulares y con rough, arena irregular. También prefería un conjunto de 3 o 4 bunkers pequeños y desperdigados antes que un gran bunker. Su filosofía no era castigar un tiro malo, sino retar al buen jugador. Obliga a pensar en la mejor línea de juego de ataque al green. La profundidad de los bunkers, siempre en función del riesgo. Este es el green – ataúd del 17 de Muirfield.

Una de sus particularidades es que era un maestro de los pares 3. Algo común a todos los campos que diseñó Colt: siempre cuentan con una gran serie de pares 3. Este es el de Kennemer, en Holanda. No hace falta ningún bunker para defender el green.

En aquella época los greenes eran mucho más lentos de lo que son hoy, y el contorno de los greenes bastante más irregular de lo que se ve hoy. Sus greenes no eran pequeños: Colt siempre diseña pensando en un reto para el buen jugador, pero siempre pensando en la jugabilidad. Colt era consciente de que el jugador medio de golf era un hombre de negocios de mediana edad y handicap alto. Sus campos se disfrutan.

En España trabajó en Sant Cugat, en Puerta de Hierro y en Pedreña.

Esta es una foto fantástica del hoyo 9 de Puerta de Hierro, data de 1935 (gracias a Txomin Hospital). Se ve el green bien protegido por una huella de gato formada por multitud de bunkers irregulares que asustan.

Qué es el golf

1 de marzo de 2012 4 comentarios

Gardner Dickinson dijo: «dicen que el golf es como la vida, pero no les crean. Es mucho más complicado que eso.» A lo largo de la historia las mentes más preclaras de la humanidad han tratado de explicar la esencia del golf.

Muchas citas subrayaban el aspecto cruel del juego. Por ejemplo, Mark Twain dijo que el golf es un buen paseo arruinado. O William Wordswoth dijo que el golf es un día de ocio extenuante. Jim Murray no amaba precisamente el juego: «El golf es el deporte más cruel. Como la vida, es injusto. Es una furcia. Una ramera. Te lleva y te lleva. Nunca cumple lo que promete… es el bulevar de los sueños rotos. Juega con los hombres y se larga con el carnicero.» Otra frase suya: «El golf no es un juego, es la esclavitud. Fue ideado, obviamente, por un hombre desgarrado por la culpa, deseoso de expiar sus pecados.

Otros ofrecen visiones más positivas. Bob Ryan dijo que es «una pasión, una obsesión, un romance, una agradable convivencia con árboles, arena y agua«.Y PD Woodehouse (el más brillante escritor de golf de todos los tiempos) escribió: «El golf es el test infalible. Aquel hombre cuya bola repose en un rough denso, sabiendo que sólo Dios le está observando, y juega su bola como reposa, es el hombre que le servirá bien y fielmente. »

Los genios siempre nos dan las claves del juego: Ben Hogan dijo que «el golf no es un juego de buenos golpes. Es un juego de malos golpes.» Bobby Jones señaló que «el golf es un juego que se practica en un campo de 5 pulgadas: la distancia entre tus orejas«.

Yo me quedo con la frase que leí en un libro de George Peper, ya citado en este blog, Two Years in St Andrews

Es un juego que se juega simple y honorablemente, sin demora o queja, donde se respeta a los compañeros de partido, se respeta las reglas y se respeta la tierra donde caminas. Donde, en el hoyo 18, uno se quita la gorra, se da un apretón de manos al adversario, y sale del campo quizá un poquito más humilde y un poquito más sabio que cuando empezó la vuelta. 

Amén.