La histórica votación del 18 de septiembre en Escocia
Todos los ojos del mundo contemplarán el 18 de septiembre el resultado de una singular votación en Escocia. Una decisión histórica que hará tambalearse los cimientos de nuestro mundo moderno, arrancarán lágrimas de emoción y alegría a miles de personas e iniciarán una revolución incomparable de consecuencias aún inexploradas.
El 18 de septiembre se anunciará el resultado de una votación trascendental: los 2.400 miembros del club más antiguo del mundo, un club que ha cumplido 260 años, el Royal & Ancient, decidirán… si se permite el ingreso en el club a las mujeres.
Parece claro el triunfo del cambio. Siguiendo los pasos de Augusta National en el 2013, las mujeres por fin podrán ser miembros del club que gobierna las reglas del golf. Veremos qué consecuencias tendrá sobre las mismas.
Para los nostálgicos, para los machistas, los misóginos o los amantes de las tradiciones más rancias y fosilizadas, tres clubs de la rotación del Open (Royal St George’s, Royal Troon y Muirfield) seguirán con su exclusiva política de socios del género masculino.
(En otra votación el mismo día los escoceses decidirán si quieren dejar de albergar el «Open Británico»).
New Course, St Andrews (Escocia)
Comento hoy uno de los campos legendarios de St Andrews Links, que pude jugar en junio: el New Course. El nombre fue muy imaginativo, y seguramente proviene de que está al lado del Old Course. El campo es nuevo, claro, o lo fue cuando fue inaugurado en 1895. Diseñado por Old Tom Morris. Está bien considerado en el mundo del golf porque es un links venerable, ubicado en un lugar excepcional para los golfistas y de un carácter clásico genuino. Pero siempre será la hermana fea de la estrella: al yacer tumbado al lado de su hermano el Old Course, siempre sufre por la comparación. Y con razón. Es un campo inferior al Old Course.
Es más o menos el el mismo tipo de campo, vegetación, terreno, hierba y rough que en el Old Course. Un links puro. Algunos pot bunkers son muy similares, aunque en el New hay muchos menos. La misma calle ondulada, llena de montañitas, valles, y arrugas. El mismo viento del mar del norte. Y los famosos tojos amarillos (en inglés gorse) que se alimentan de bolas.
Al igual que el Old Course, el New Course tiene la misma disposición en ida y vuelta que los links clásicos. Y un green compartido, el del 3 y el 15. En muchos hoyos de la ida, las bolas cerradas pueden aterrizar en las calles del Old Course. Pero la sensación que tuve, tras jugar el Old Course, es de estar en un campo más anodino, con menos carácter, y con mucho más rough (lo que da la sensación de que el campo está peor mantenido). Es un campo más estrecho y más difícil que el Old.
El New Course es más económico que el Old, cuesta 70 libras en verano. En el starter de salida te regalan un fundamental libro de distancias, porque realmente es difícil orientarse. Después de una gran comida en la casa club con vistas al Himalayas (el maravilloso campo par 3), salimos a jugar.
En este campo el tiro desde el tee te lo marcan los bunkers y el tiro a green te lo marcan los bunkers. Y tu bola siempre estará en una montañita: o cuesta arriba o cuesta abajo. Los greenes son amplios y movidos. Algunos son muy parecidos a los del Old Course, con enormes vaguadas, desniveles extraños y formas grandes.
Recuerdo especialmente varias cosas notables del campo: tras un hoyo 1 corto (par 4 corto, de 310 metros) donde lo único interesante es el bunker enorme a la entrada de green, el hoyo 3 es un par 5 notable con una calle salpicada de bunkers. El 5 es un par 3 curioso por el movimiento del green, que tiene literalmente un ombligo. También destacaría el hoyo 8, un par 5 donde el green está protegido por dos bunkers terroríficos. Y el hoyo 9, el mejor del campo, un par 3 difícil y muy escénico. Son 200 metros de tiro contra el viento, con el estuario Edén a la izquierda. El green está más bajo que los alrededores, y no hay bunkers.
A partir del hoy 10 volvemos hacia St Andrews. El 10 es de las pocas salidas en alto hacia una calle estrecha y protegida por rough; un buen test de golf. Esta es otra de las escasas fotos de que dispongo del campo. Honestamente me es imposible determinar de qué hoyo se trata, dado lo escasamente memorables que son.
La meteorología en Escocia, el Old Course y el Royal & Ancient
Esta es la historia de cómo pude jugar el Old Course de St Andrews y visitar el edificio del Royal & Ancient (R&A) gracias al mal tiempo escocés.
Era mi segundo viaje de golf a Escocia. Si se organiza un viaje a la cuna del golf con 6 meses de antelación, es muy improbable encontrar hueco para dos partidos en el Old Course. Por ello nuestro plan incluía 5 campos extraordinarios de la zona de St Andrews, pero excluía el Old Course. (Este es el famoso plano del Doctor Alistair Mackenzie del campo).
El día anterior mis amigos y yo jugamos en Carnoustie en las peores condiciones posibles, no ya para jugar al golf sino para estar en la calle. Lluvia intensa, racheada, horizontal, casi granizo desde el hoyo 1 al 18. Los pantalones encharcados desde el tee de salida. Los zapatos, balsas de agua desde el hoyo 2. Puede hacer mucho frío en junio en Escocia. Una ronda heroica y además en un campo como Carnoustie, famoso por su dificultad extrema. Sin embargo, por alguna extraña razón, disfruté enormemente, mucho más que la primera vez que jugué el campo (y conseguí hacer menos golpes). Carnoustie es un campo espectacular, lleno de trampas visuales. Palabras mayores.
Durante la cena, consultamos la previsión meteorológica para el día siguiente: las mismas condiciones dantescas por la mañana, mejora por la tarde. Teníamos contratado un doblete: Jubilee (7.20) y New Course (15.30). Con prudencia, mis 7 compañeros de viaje decidieron dormir y atacar el New Course en el turno de tarde.
Yo quería jugar, y en vista de la espantada, decidí saltarme el guión. Como ya comenté en este post sobre cómo jugar el Old Course, sabía que es posible aparecer en el starter y buscar un hueco. Llovió intensamente toda la noche. Me planté a las 7.10, en ese momento deja de llover. Había gente ya esperando, algunos desde las 4 de la mañana. El starter, todo amabilidad, me comentó que con el tiempo que hacía era muy posible que pudiese entrar. Empieza a llover con fuerza. A partir de las 8 de la mañana empiezan los tee times reservados a jugadores locales. A las 8.15, el starter pronunció mi nombre. Rápidamente pagué mi ronda (150 libras), contraté un caddie (45 libras más propina), cerré mi paraguas y avancé hacia el tee del 1. En ese momento, dejó de llover, y así permaneció hasta el 18, donde incluso nos recibió el sol.
Me emparejaron con una familia inglesa: un matrimonio y su hija adolescente. Los tres, jugadores notables. Conocían bien el campo. Una vuelta agradable y rápida. Jugando el hoyo 12, el hombre, llamado Kevin, me comentó que era miembro del Royal & Ancient Golf Club of St Andrews. Y que me invitaba a una cerveza en la sede del R&A. Acepté, casi levitando.
El edificio parece más pequeño desde fuera de lo que es. Tras firmar en el libro de visitantes, el hall de entrada te recibe con la jarra de clarete del ganador del Open Championship. En la misma vitrina luce el cinturón de ganador del Open que existía previo a esta jarra, cuando el Open se jugó en Prestwick, y cuya propiedad ganó Tom Morris (hijo).
Pasamos a un salón con vistas al tee del 1. En seguida reconocí a Allan Robertson, a Old Tom Morris, a otros miembros del R&A que adornan las paredes, junto con cuadros y planos del Old Course. Pura historia del golf. En las vitrinas, pude admirar palos de varilla de hickory, bolas de pluma (featheries) firmadas por Allan Robertson, bolas de gutta-percha firmadas por el mismísimo Old Tom Morris. (La foto es de aquí; no se permite hacer fotos dentro del club, tal y como me recordó Kevin.)
En seguida nos trajeron una cerveza bien fría en jarra de plata. Kevin me estuvo contando experiencias y anécdotas, casi todas ligadas al gran Seve Ballesteros. Me describió con veneración un golpe que recordaba del Open del 84. A Seve se le recuerda con viveza, con un enorme respeto en esta sede, en la cuna del golf.
Un gran día, y todo gracias al mal tiempo escocés.
Drumoig Golf, Fife, Escocia
La primera vez que estuve en St. Andrews me quedé en uno de los muchos Bed & Breakfasts que hay en la zona, un sitio muy recomendable: Castlemount, en frente del castillo de St Andrews. En mi úktimo viaje nos quedamos en un hotel situado a 10 km de St. Andrews hacia el interior, entre St. Andrews y Carnoustie: Drumoig Hotel.
El hotel es un 3 estrellas y cuenta con una casa central donde está la recepción, el bar y el restaurante, y luego varias casas con habitaciones. Nos dieron una con 8 habitaciones para los 8 golfistas. Las habitaciones no son de lujo pero están limpias, son amplias y cómodas.
Además cuenta con un campo de golf de 18 hoyos. Inaugurado en 1996, es obra del insigne diseñador Dave Thomas, autor, entre otros, de los tres campos de The Belfry (Brabazon, Derby y PGA National), sede de 4 Ryder Cups, Terre Blanche (Chatoux Course) en Cannes, Abama, San Roque o Alcaidesa (el campo Heathland). Fue sede de la Scottish Golf Union, pero ahora esta entidad está en The Duke’s. Jugar 9 hoyos nos costó 15 libras. Las vistas desde la habitación son espectaculares.
El campo discurre al lado de una granja de cerdos, por lo que a veces los efluvios que circulan por el mismo no son muy agradables. Es un campo notable, cuyo pecado es estar al lado de las grandes leyendas del golf escocés, aunque mucho más caras. Lo jugamos para entrenar y nos sorprendió: largo, relativamente ancho, greenes bien mantenidos, y con algunos hoyos realmente buenos.
Cuenta con dos hoyos realmente notables. El hoyo 5 es un par 5 en subida relativamente recto en el que el green está escondido, en lo alto de una colina, y protegido por una pared de piedra. Un green en una cantera. Una maravilla.
El hoyo 9 es un par 4 con salida en alto y donde la calle reposa entre dos lagos. El tiro a green ambicioso también va por encima del agua.
Es el ejemplo perfecto de la cultura de golf que se respira en Escocia: durante el fin de semana, el hotel se llenó de golfistas locales buscando un buen partido de golf económico, y las correspondientes pintas de cerveza posteriores. Ahí juega al golf todo el mundo. Un plan perfecto.
Carnoustie Championship Course, Escocia
Carnoustie tiene varios apodos. Lo llaman «El Poderoso», «La Bestia», o «Car-nasty», ya que es un links absurdamente difícil sobre todo con viento. Dicen que es uno de los campos más duros del mundo. El campo más difícil de la rotación del Open Championship.
Su fama está avalada por el colapso épico de Van de Velde en el Open del 99. En esa edición, con 19 años Sergio García firmó un 89 en su primera vuelta, y un 83 en la segunda, y acabó llorando amargamente sobre el hombro de su madre. Ese mismo año quedó segundo en el PGA (le ganó Tiger); recuerdo el famoso golpe desde el árbol. Pero lo que todo el mundo recuerda en Carnoustie sucedió el domingo, el hundimiento de Jean van de Velde, la mayor tragedia deportiva en la historia de un Major (con permiso de Roberto de Vicenzo o de Mickelson). Le hacía falta un doble-bogey para ganar el torneo y el francés se cascó un triple bogey tras una sucesión de absurdas decisiones y de visitar el Barry Burn. Aquí tenéis un video dramático de lo ocurrido.
En el playoff Paul Lawrie aprovechó el regalo y se hizo con la jarra de clarete, con dos birdies en los cuatro hoyos de playoff. Por cierto que el campeón hizo 290 golpes, seis sobre par. Claramente se les fue la mano con el rough. Cuando el Open volvió a Carnoustie en el 2007, el campo estaba más benigno. Todavía duele recordar el putt que tuvo Sergio para ganar… al final se lo llevó Harrington con un total de -7.
Jugué el campo en junio de 2010. El primer reto fue encontrarlo, porque los Carnoustiesianos lo tienen bien escondido. Otro inconveniente es que no tiene campo de prácticas. Hay que salir a pelo. El complejo tiene dos campos, aunque aqui siempre hablamos del Championship Course.
Mi caddie me fue contando historias del campo mientras jugábamos. En el 12 me señaló un bunker de calle que se conoce como el «Jack’s Bunker». Al parecer Jack Nicklaus, en uno de los Opens, deslizó un comentario sobre este hoyo diciendo que le parecía una salida cómoda. Cuando regresó al siguiente Open en Carnoustie unos años más tarde, mandó sus cuatro salidas a este nuevo bunker que construyeron «en su honor».
También tuve la oportunidad de jugar el famoso Hogan’s Alley. Una salida estrecha en el hoyo 6 con un bunker en el centro de la calle y un fuera de limites a la izquierda. Todo el mundo jugaba por la derecha hasta que llegó Ben Hogan, en el unico Open que jugo (y ganó) que jugó sus cuatro salidas con precisión de cirujano y puso la pelota por el pasillo entre el bunker y el fuera de limites. Luego leí que hay como 4 diferentes Hogan’s Alley en diferentes campos de golf del mundo, incluyendo el campo de Riviera. En 2006 añadieron un bunker adicional para que el Hogan’s Alley entrara en juego de nuevo: los pros se volaban los bunkers de calle con facilidad.
Era nuestro primer campo en nuestro periplo por Escocia. Mi primer drive fue un rabazo horripilante que visitó el arroyo serpenteante que lo cruza en varios hoyos. Mis compañeros de partido guardaron un respetuoso silencio, aunque las risas iban por dentro. La maldición del hoyo 1. Terminé con un cuádruple bogey. El hoyo dos fue algo mejor: triple bogey y primer tripateo. En el hoyo 3 me hice 9 golpes después de coger calle, tres de ellos desde la arena. Etcétera. Terminé la primera vuelta con un vergonzante 61.
A partir de aquí pensé que si jugaba de zurdas lo haría mejor. Me relajé un poco más. La segunda vuelta fue más aceptable y cumplí mi handicap: hice 44 golpes (+8), con tres pares a los hoyos 12, 14 y 15, y cuatro bogeys a los hoyos 11, 13, 16 y 18. Me acordé de Van de Velde con mi bogey al 18. En total 105 golpes, +11 con mi handicap.
Este año vuelvo a visitar Carnoustie en junio. Ya contaré más cosas del campo. A ver si consigo bajar de 100.
ACTUALIZACION. Jugué el campo por segunda vez en Junio de 2012. Un día infernal: lluvia intensa, viento, frío. Los zapatos encharcados desde el hoyo 3. Hice 104 golpes en unas condiciones durísimas. Y me pareció un campo sencillamente maravilloso. No tiene hoyo malo. Un primera división, de los mejores campos del mundo. ¡Espero poder volver!