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Real Sociedad Hípica Española Club de Campo (Campo Sur), Madrid

7 de noviembre de 2014 2 comentarios

Comento uno de los dos campos de la Real Sociedad Hípica Española Club de Campo. El recorrido Sur de la RSHECC, diseño de Robert von Hagge, es un campo mucho más duro que su hermano el campo Norte. Cuenta con una orografía más accidentada, lo que hace que tenga pocos hoyos verdaderamente planos. Y cuando los tiene, el campo ofrece múltiples oportunidades para destruir la tarjeta. Aún así Von Hagge aprovecha al máximo el terreno para hacer un routing donde las pendientes de ascenso al hoyo no sean excesivamente duras, y las bajadas fuertes se aprovechan con los pares 3. El cálculo de palo más o palo menos por la pendiente es una constante. Los greenes son amplios y cuentan con plataformas y pianos que exigen tirar a bandera para salir con un putt. No es un campo largo, aunque algunos hoyos sean tremendamente exigentes, por lo que probablemente empleemos todos los palos de la bolsa. Nos exige el máximo para puntuar. Es un campo precioso.

El hoyo 1 es un par 4 plano, relativamente largo y en dogleg hacia la derecha. La salida ofrece un gran número de bunkers para el pegador largo. El green está oculto en la parte derecha.

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El green es estrecho y está totalmente protegido por bunkers delanteros y traseros de formas caprichosas. Es un green que da una apariencia de tener un tamaño mucho menor que el que en realidad tiene. La entrada ideal está por la parte izquierda del green, pero debido a su enorme superficie quedarse a la entrada no es garantía de par, porque el green tiene muchas caídas.

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Seguimos a un par 5 en descenso. La salida, desde lo alto, es relativamente ciega y hay que poner la bola en calle para ganar metros. Todo el borde derecho es un fuera de límites que entrará en juego si producimos un slice. Toda la margen izquierda de la calle está salpicada por bunkers.

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Con un buen drive nos queda un glorioso segundo tiro en el que nos podemos acercar mucho a green. El green es enorme por lo que hay que ajustar el tiro bien para evitar el tripateo. Un hoyo realmente bonito y no demasiado complicado.

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Nuestro siguiente reto es un par 3 con agua. No es una distancia excesivamente dura, pero si queremos ser conservadores, por la derecha no nos bañaremos. El bunker de la derecha no es mal sitio; es un bunker poco profundo y plano.

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El par 4 que continúa es el hoyo más difícil de todo el club. Un par 4 largo, recto y en subida, con un green en alto, con un piano temible; un green estrecho y bien guardado por bunkers cavernosos en la entrada y pendientes abruptas al fondo. Llegar a green de dos es una heroicidad al alcance de pegadores precisos.  El par es un resultado extraordinario.

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Von Hagge nos permite respirar con el siguiente hoyo, un par 4 corto, plano y alcanzable para los muy pegadores. La salida natural del drive, apuntando al green, está cubierta de grandes bunkers. Por la derecha hay espacio más que suficiente para dejar la bola con un hierro en la calle y afrontar el green con un pitch en las manos. El green tiene un piano central y la parte posterior está más baja que la anterior, por lo que conviene tener en cuenta su ubicación para conseguir el birdie.

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El siguiente hoyo 6 es un par 4 complicado, con una salida que aconseja a dejar el driver en la bolsa. La calle se estrecha mucho y el fuera de límites de la parte derecha puede masacrar nuestras opciones. Por la parte izquierda la bola puede rodar y perderse en una vaguada importante. A veces con un tiro perfecto, el resultado de un mal bote nos puede masacrar, así que hay que jugar un hierro largo o madera y pensar en un buen segundo tiro. Para acceder al green elevado hay que superar el bunker que protege toda su parte derecha. El green siempre quedará en un nivel inferior a nuestra posición, por lo que no conviene ir muy largo de palo.

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El hoyo 7 es un par 3 tipo «Himalaya» donde tenemos un desnivel importante entre el tee y el green. Un green con forma de Mickey Mouse, donde las orejas están bastante más bajas que la plataforma central. Un enorme bunker abraza todo el green por todas partes. La parte izquierda suele ser muy mal sitio.

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El hoyo 8 es un dogleg en ascenso hacia la izquierda. El club ha incorporado un estanque en tres niveles por la parte izquierda de la calle (tapado desde el tee por unas encinas), que entra en juego, por lo que si queremos ganar metros necesitamos volar unos 220 metros desde la salida elevada para aterrizar en seco. Si optamos por un tiro más conservador, la parte derecha está resguardada por un conjunto de bunkers que evitarán que la bola se marche fuera de límites. El green es una enorme montaña rusa con una plataforma superior y con un pequeño bunker largo en la parte izquierda del green.

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Para terminar la primera vuelta, un espléndido par 5 plano en dogleg hacia la derecha. Una salida que debe evitar el bunker de la derecha. Desde ahí es difícil intentar llegar a green, bien protegido por varios árboles y bunkers frontales. Toda la parte izquierda de la calle está salpicada de bunkers.

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Desde un tee elevado el jugador se enfrenta a la excelente salida del hoyo 10, un par 4 muy largo que pide un draw sobre los bunkers de la parte derecha de la calle. Hay que evitar la parte izquierda, poblada por un bosque denso de encinas. El green es enorme y cuenta con un bunker frontal por su parte izquierda, por lo que conviene apoyarse en la derecha: la pendiente natural de la calle llevará la bola al green.

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El hoyo 11 es un par 3 que varía mucho en función de la posición de la bandera. Por la parte izquierda, la pared es como un frontón que devuelve la bola a green, si no queda atrapada en un bunker muy bien puesto. En la parte derecha un bunker enorme protege toda el frontal del green. El green es complicado, tiene pendiente constante hacia el frente y cuenta con una profunda depresión por la parte derecha, que complica mucho los putts con banderas fronterizas. La foto está hecha desde el tee de blancas, un tiro que ataca al green en diagonal, y creo que más fácil que el tee de amarillas (que quedaría a la izquierda en la foto).

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El hoyo 12 es un par 4 corto y descendente relativamente sencillo, si se juega con cabeza. Nuevamente, como en el hoyo 5, la línea recta entre el tee y el green está completamente salpicada de bunkers. La calle discurre de forma discreta por la parte izquierda de los bunkers. Con un drive nos acercaremos mucho al green, quedándonos un medio wedge. Si queremos llegar a green desde el tee, habrá que apretar bien el drive. Ojo con la parte trasera del green, con un rough selvático y un fuera de límites.

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Continuamos a un par 5 con una salida francamente peligrosa. El fuera de límite acecha por toda la parte izquierda, entrando en juego en el primer y segundo tiro. Por la derecha, la montaña cuenta con un rough denso y pegajoso. Nunca vi a nadie llegar de dos a green. El green está elevado y cuenta con dos pianos importantes. El green, visto desde el green del hoyo 11.

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El hoyo 14 es un par 4 en dogleg hacia la derecha y con salida en alto. Un buen drive nos dejará un tiro corto, pero hay que ser muy preciso porque no coger calle no es nada aconsejable.

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El segundo tiro asciende de forma continua hacia un green bien protegido. Es un tiro más largo de lo que parece.

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Otro hueso tremendo continúa. La salida, desde alto, salva una vaguada para iniciar otro ascenso inexorable hasta el green.

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Otro dogleg hacia la derecha, en continua subida y con una distancia más que apreciable hacia otro green elevado y con una entrada mucho más difícil.

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El hoyo 16 es un par 5 descendente y recto. Una buena oportunidad para pegadores, que podrán llegar al green de dos. La gracia está en superar un lago que se interpone entre la calle y el green. Un green atacado por un sarampión de bunkers pequeños.

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El hoyo 17 es un buen par 3 de unos 170 metros. Las bolas tenderán a caer hacia el bunker por lo que hay que apoyarse en la parte derecha. El green tiene dos pianos muy claros, por lo que si queremos el birdie hay que tirar a la parte correspondiente del green.

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El hoyo 18 es un hueso también tremendo. Desde un tee bajo tenemos que ascender hacia el green y cubrir más de 350 metros. Un hoyo agotador para terminar.

Robert Von Hagge, arquitecto y artista

20 de septiembre de 2013 4 comentarios

von Hagge

He comentado ya muchos campos de Robert von Hagge, y cada campo que conoces es mejor que el anterior. Así que he investigado un poco este gran diseñador americano, fallecido en Septiembre de 2010 y que nos dejó más de 250 campos por todo el mundo. Para nuesta fortuna, el estudio de Robert von Hagge, Mike Smelek y Rick Baril (que colaboraban con von Hagge desde 1980 y asociados desde 1995) ha trabajado mucho en España. En este blog ya he comentado los magníficos recorridos del Empordá Links y Forest, los dos recorridos de la Real Sociedad Hípica Española Club de Campo – Norte y Sur o el excesivo y divertido campo de El Encín (en la foto), además de su campo en Miami, Crandon Golf.

Quizá su campo más famoso sea Les Bordes, en Francia, un campo consistentemente votado como top 3 de toda Europa continental y famoso por su dificultad (el record del campo es 71, en manos de Jacquelin). Su huella también está en Le Golf National, junto al diseñador francés Hubert Chesneau. También destacan White Witch en Jamaica, en un resort de Ritz Carlton, el Blue Moster de Doral en Miami, El Conquistador en Puerto Rico o tres joyas mexicanas: El Tigre en Puerto Vallarta, Isla Navidad cerca de Manzanillo y Bosque Real en México DF.

Les Bordes

Robert von Hagge ha sido a veces descrito como un hombre del Renacimiento. Nacido en Texas, estuvo ligado al golf desde pequeño, como caddie, como caddie master, miembro del equipo de mantenimiento y profesional de golf que jugó en el PGA Tour.  Con elevada estatura y porte aristocrático, fue una persona muy carismática. En los 50 trabajó como profesional de club en el campo de Catskill Mountains en Nueva York. Completó un curioso historial de conquistas ligadas con el mundo del golf: se casó (y divorció) dos veces con sendas hermanas que jugaban el LPGA Tour: Alice y Marlene Bauer (esta última miembro del Salón de la Fama de golf). Se convirtió en arquitecto de campos después de obtener su título en Purdue. Empezó a trabajar como aprendiz con Dick Wilson, un arquitecto notable que había trabajado en Shinnecock Hills en los años 30 y que se malogró por sus problemas con la bebida. A finales de los 60 se casó con Greta (su mujer durante el resto de su vida) y se añadió el elegante «von» en su nombre.

Establecer su negocio no fue difícil para von Hagge. Además de su carisma y conocimientos, aprovechó el tirón del mercado de vivienda en Florida en los 60 para trabajar en Boca Río, un club que le sirvió de aval al convertirse en uno de los más ricos de América. Fue de los primeros diseñadores en entender que el golf y las promociones inmobiliarias irían de la mano, y en educar a los promotores para no sobrepoblar un campo con casas.

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Los campos de von Hagge son modernos, pero tienen aspecto de ser totalmente naturales. No suele diseñar calles o greenes planos: lo normal es que el stance siempre sea difícil. Esto, además de ofrecer variedad en el juego y sensación de links, favorece el mantenimiento de las calles: el viento no azota más que determinadas zonas y permite al campo sobrevivir con menos agua. Von Hagge es un especialista en hacer campos en zonas áridas. Decía que cada campo debe contentar a tres jugadores diferentes: buenos golfistas, handicaps medios y principiantes. Cada hoyo debe examinar tácticamente a los tres jugadores. Normalmente diseña varios hoyos en los que el jugador debe mover la bola de una forma desde el tee de salida y de la contraria en el approach a green. Y como explica en esta entrevista, Von Hagge tiene también una teoría particular sobre los obstáculos (de agua y arena): no deben ser penalizadores, sino informativos: te señalan por donde (no) debes jugar. Si el jugador quiere cruzarlos es porque asume un riesgo.

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Sus campos son pintorescos; von Hagge buscaba la belleza en el diseño como objetivo fundamental. Y para ello moldea el paisaje a conciencia. Estudiaba hasta las sombras de los árboles a distintas horas del día para entender el efecto artístico que tendría sobre el jugador. Cada tiro en un campo de von Hagge es diferente. Para Von Hagge un jugador de golf juega realmente unos once minutos en una ronda: la labor del diseñador es hacer agradable el resto del tiempo que va entre golpe y golpe. El golfista debe pensar, entre golpe y golpe, «chico, qué suerte tengo de poder jugar aquí».

El Encín Golf, Alcalá de Henares (Madrid)

15 de septiembre de 2013 7 comentarios

Comento hoy un muy reciente de la Comunidad de Madrid, y para mí uno de los mejores. El Encín Golf fue inaugurado en el 2011 en una árida, seca y completamente llana finca a las afueras de Alcalá de Henares el estudio Von Hagge Smelek & Baril (liderado en este proyecto por Rick Baril, su hombre en Europa) proyectaron y construyeron una obra maestra, una adaptación casi perfecta de los links mas legendarios, con calles firmes y onduladas, bunkers de todas las formas posibles, obstáculos de agua retadores, roughs densos. Y como elemento más destacado y polémico unos greenes enormes y movidos como montañas rusas, que sólo ofrecen al jugador un elemento absolutamente fundamental en este juego: diversión a manos llenas. Cada green de este campo parece una versión en miniatura de los legendarios Himalayas de St Andrews. He oído criticar a estos greenes; hay quien piensa que son absurdos e irracionales. Que si son como un minigolf. Creo que merece la pena jugar un campo diferente: Von Hagge siempre buscaba que un campo emocione, que sean diferentes. Y lo han conseguido plenamente: este campo no aburre. En la imagen, parte del fantástico putting green del complejo y al fondo el campo de prácticas.

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Robert Von Hagge falleció en 2010, y como siempre ocurre con los diseñadores su muerte paso relativamente desapercibida en la prensa deportiva (su vida también). Curioso deporte este que encumbra a los mejores jugadores y que condena al anonimato a los artistas que mas nos hacen disfrutar del golf. Porque el golf se disfruta jugando. El golf sufrió una perdida irreparable con la desaparición de este artista de la mesa de diseño.

El hoyo 1 nos enfrenta a la misma sensación paisajística que tenemos en un links, donde las apariencias engañan. En esta salida los bunkers parecen estar mas juntos de lo que están. Un grupo desordenado de bunkers en linea de green, y si uno no conoce el campo resulta dificil saber a que distancia estan.

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Al llegar al green ya vamos comprobando que las superficies tienen muy poco de vulgares. Un auténtico tobogán. En este campo si uno quiere sacar birdies no tiene otro remedio que atacar a las banderas. Dejar la bola (sólo) en green suele ser garantía de tripateo.

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El hoyo 2 es la confirmacion de que estamos ante la obra de un genio. Desde el tee de salida podemos contar alucinados casi una treintena de bunkers pequenos. El hoyo parece tener sarampión y uno puede decidir la mejor ruta al green. Otra pista de baile ondulada como una ruffle.

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El hoyo 3 es un par 3 que cuenta con un green aplatanado y enorme. Un enorme waste bunker salpica todo el trayecto de la bola. Abundan las zonas arenosas que no son bunkers: es tierra dura y no hay rastrillos. Supongo que con ello se ahorra en agua y mantenimiento.

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Nuevamente nos encontramos con un green sinuoso y retorcido. Clicken en la foto para agrandar y ver este green. ¿Cómo serían recibidos estos greenes por los profesionales? Cuando se disputó el Madrid Masters en 2011, Paul McIngley subrrayó que no le gustaban nada, pero que eran similares a los del Old Course o a los de Augusta National, dos campos icónicos. Son greenes dramáticos, jugables, francamente divertidos.

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El siguiente hoyo es un par 5 en dogleg hacia la derecha. Los pegadores podrán llegar de dos a green con holgura. La zona de rough estaba, cuando jugamos, bastante despejada, lo cual permite acelerar el juego y ofrece líneas de tiro tentadoras. Un waste bunker enorme acompaña la calle por la derecha.

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El hoyo 5 es un par 3 con un green alabeado y retorcido como todos, pero que particularmente presenta un reto adicional por su forma, abrazando un bunker en su lado derecho. Esto quiere decir que si la bandera está retrasada las bolas en el frente de green no tendrán línea de putt a bandera. Así que tocará intentar un approach peligroso o aceptar los dos o tres putts con resignación.

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El hoyo 6 es un par 4 con una serie de bunkers pequeños salpicando la calle. El green está protegido por unos bunkers enormes en forma de ameba que lo rodean por todos lados. Este green comparte superficie con el green del hoyo 8.

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El hoyo 7 nos da un respiro en cuanto a obstáculos de arena. Curioso hoyo donde sólo hay tres bunkers pequeños y bastante alejados de la línea ordenada de juego. Pese a ello es el handicap 3 del recorrido. ¿Quizá porque una zona de rough recorre la calle? ¿O por su green increíble?

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El ocho comparte el green con el hoyo 6. Cuenta con una serie de bunkers que salpican la calle y los alrededores del green como las manchas de un test de Rorschach. Unas auténticas playas que hay que evitar.

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Finalmente volvemos hacia la casa club con un par 4 de 418 metros; es casi un par 4 y medio, porque para llegar a green hay que pegar dos tirazos. Y además evitar un montón de pequeños bunkers que salpican la calle.

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La segunda vuelta mantiene o supera el nivel de excelencia de este campo. El hoyo 10 vuelve a ser un par 4 en dogleg hacia la derecha a un green ligeramente elevado y de abruptas superficices.

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Continuamos con un par 5 muy interesante, porque plantea dos enormes bunkers ameba en la distancia del driver de salida. Un pasillo muy estrecho queda por la derecha. También la opción de volar los bunkers (aunque con viento en contra se necesita pegar fuerte). O salir con madera o hierro y quedarse corto del bunker. En cualquier caso desde calle casi se ven más bunkers que calle.

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Las emociones no terminan aquí, porque al llegar al green tendremos nuevamente que negociar con una superficie de montar. El green cuenta con una plataforma en su parte frontal derecha (donde estaba la bandera cuando jugué) desde la cual desciende hacia el fondo del green. Desde atrás vemos el hoyo más elevado que nuestra bola, con un desnivel brutal de metro y medio. Y si nos pasamos, la bola se sale de green con seguridad.

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El siguiente hoyo es un par 3 largo, de 172 metros desde amarillas, pero con un green en alto y no excesivamente cómodo.

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El hoyo 14 nos enfrenta a otro par 4 en dogleg hacia la izquierda. Bunkers de calle amenazan el tiro de salida. El green, algo elevado, cuenta, en palabras de mi compañero de partido, con más curvas que Marilyn Monroe. Aunque la comparación es anticuada, la definición es acertadísima.

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El el 15 destacan un apreciable numero de bunkers que protegen al green en su parte izquierda y trasera.

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El hoyo 16 par 3 es quizá el más emblemático del campo. Un par 3 a un green que recibe en diagonal y en el que hay que superar un lago. Dependiendo de la posición de bandera podemos tener un tiro de 130 a 160 metros. Y conviene tirar a bandera: el green vuelve a ser un tobogán tremendo.

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Curioso hoyo el 17. Su hándicap bajo se explica por un green absolutamente surrealista, alargado como una salchicha y retorcido como una silla de montar. En este green cabe un par 3 corto. Con una bandera al fondo se convertiría en un hueso durísimo. Los bunkers que lo rodean son verdaderos obstáculos. Este es el green desde la parte de atrás.

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Finalmente terminamos con el par 5 homenaje a Severiano Ballesteros. Desde el tee de salida hay riesgo de irse al agua si uno es pegador, por lo que interesa no aproximarse demasiado por la derecha. La calle es bastante ancha y deberíamos evitar el búnker…

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Para el segundo tiro y la aproximación a green el lago amenaza nuestra precisión, y cómo no un fantástico grupo de bunkers protegiendo al green. Al fondo el hotel de 5 estrellas con restaurante y bar nos espera.

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Real Sociedad Hípica Española Club de Campo (Campo Norte) – Madrid

19 de octubre de 2012 8 comentarios

La R.S.H.E.C.C. es un club privado cuyos orígenes se remontan a 1901. Hoy goza de unas instalaciones espectaculares en San Sebastián de los Reyes, a 26 kilómetros de Madrid, junto al circuito del Jarama. Esta es la zona más interesante de golf en Madrid: muy cerca del club están el recorrido del RACE, de Javier Arana, y los dos nuevos campos 3 y 4 de La Moraleja, firmados por Jack Nicklaus, además del Casino Club de Golf Retamares.

En su ubicación actual, con una base social de 6000 socios y desde la inauguración de los primeros 18 hoyos en 1997, el club no ha parado de crecer: a una casa club modélica con piscina y jardines se han añadido otro recorrido completo, un juguetón campito de 6 pares 3, un muy buen campo de prácticas y zona de approach, un pabellón de eventos, gimnasio, un chalet infantil con una macro zona de juegos, y (naturalmente) una zona hípica completa. Uno de los mejores clubes de golf de España.

Los dos campos de golf son diseño de Robert von Hagge, el mismo arquitecto de los campos del Empordà Forest y Links, así como Crandon en Miami, ya glosados. Comento hoy el campo estrella del club, el recorrido Norte, sede del Open de Madrid de 2007 y el Madrid Masters Golf 2010.

Es un recorrido muy movido, con abundantes colinas, valles y cuestas y con algunos tees más o menos lejos del green precedente, pero que se puede andar perfectamente, en una finca preciosa de encinas. Los greenes suelen estar en plataformas más o menos planas y están protegidos por muchos bunkers. El recorrido Sur es mucho más montañoso, más duro de andar y truquero. Ambos recorridos no son fáciles: es difícil que la bola quede perfectamente nivelada incluso en calle: siempre tienes la bola más alta o más baja que los pies. Y si visitas el rough puedes tener que sacar músculo. Un campo muy divertido y serio.

En el recorrido se han modificado la posición de algunos tees y agrandado otros, de forma que el campo está mucho mejor que hace años.

El hoyo 1 es un par 4, ligero dogleg de izquierda a derecha, donde el tiro es en bajada a un green bien protegido por bunkers. La calle, como casi todas, suele tener forma de glaciar. Mejor el drive por la parte izquierda para tener un tiro más franco.

El hoyo 2 es un par 3 desde alto a un green pequeño, alargado y muy movido. La bandera puede estar detrás de un árbol en la parte derecha. Hay que evitar pasarse de green, el tiro desde los bunkers traseros puede ser muy difícil.

El hoyo 3 es un par cinco fantástico, dogleg de izquierda a derecha. Se puede acortar mucho por el borde derecho si eres pegador, pero si no apuntas bien el rough te espera. En la foto, desde el tee de amarillas, se puede ver la zona del tee de rojas y seniors. Cada hoyo disfruta de un tee de profesionales que francamente, intimida.

Desde la calle del 3 nos enfrentamos a un tiro descendente, con árboles dificultando el tiro, a un green enorme y protegido por bunkers.

El 4 es un par 4 corto; desde el tee contemplamos un bosque de estacas rojas y amarillas: un arroyo serpentea por el medio de la calle. El tiro lógico es por la derecha de este arroyo. El segundo tiro se enfrenta a un green plano y protegido por un pequeño estanque. Un bunker trasero recogerá los tiros conservadores.

El 5 es un par 4 duro. La calle asciende progresivamente y el green está en lo más alto, a la izquierda y es estrecho y protegido también por bunkers. El segundo tiro será ciego al green.

El hoyo 6 es un dog leg en forma de L de derecha a izquierda. Los pegadores suelen disparar ligeramente a green sobrevolando un bunker enorme que hay a la izquierda de la calle. El tiro a green es ciego, por lo que hay que conocer bien la trayectoria. Si uno sale recto, mejor no emplear el driver porque te puedes pasar la calle.

El green, elevado, cuenta con caídas hacia los extremos.

El hoyo 7 es un par 3 relativamente largo, donde destaca un green sin bunkers pero con un piano enorme en el centro. Hay que procurar dejar la bola en la parte del green donde esté la bandera.

El 8 es un par 4 precioso, quizá el más escénico del recorrido. Una salida ciega, mejor por la izquierda, nos deja el tiro a un green elevado, que ha de cruzar una vaguada. El green está, como se ve, bien protegido por bunkers.

El hoyo 9 termina muy cerca de la casa club. Es un par 5 aplatanado, tipo draw, muy largo y donde acortar suele llevar a problemas. La misma calle ondulante, y un tiro a green con muchos bunkers en la parte izquierda. Un hoyo difícil.

Andamos un rato hasta el tee del 10; junto al mismo hay un bar-terraza con servicio express. El 10 es un par 5 precioso, con una salida aparentemente estrecha. A la izquierda está el campo de pares 3, con lo que no conviene escaparse.

Desde el segundo tiro entra en juego un lago que protege bien a un green pequeño, y por el lado contrario, una larga serie de bunkers. Además un árbol entorpece la entrada del green. Aún así no es un hoyo complicado.

En esta foto desde el tee del 11 se puede ver  el desnivel descendente y ondulante de la calle del 10. Al fondo, el campo de pares 3.

El 11 es un par 4 recto y también en ligero descenso a otro green protegido por lago. Destaca una encina en medio de la calle que hay que tener en cuenta para poder llegar a green. Por la derecha es peligroso si hay viento a favor, porque puedes llegar al lago.

El 12 es un par 4 relativamente corto de izquierda a derecha. Un green plano y con muchos bunkers a la entrada. Un hoyo que da un respiro.

El 13 es un par 4 más difícil, también dogleg de izquierda a derecha y con un green en descenso. La forma del green en forma de U hizo que, estando en la entrada, tuviera que approchar para llegar a una bandera escondida al fondo.

El 14 es un par 3 tipo isla. El tee estaba antes mucho más a la derecha, pero es ahora cuando el lago entre en juego visualmente desde la salida.

El 15 es un par 4 serio, largo, y difícil, con un segundo tiro precioso a un green elevado y bien protegido (como no) por abundantes bunkers. Cuando estaba jugando este hoyo al hacer estas fotos, cayó una tormenta tremenda. Pero justo este hoyo ha sido el fondo de pantalla en el móvil desde hace años, con una foto que saqué en el año 2010:

El 16 es un par 5 largo de derecha a izquierda. El tee ha sido retrasado para añadir más distancia al hoyo. Se puede superar el bunker de calle o acortar por la parte izquierda, o tirar en línea del camino de forma más conservadora.

En el 17 nos enfrentamos a otro par 3 más o menos largo, y en subida, cruzando un lago. Hay que atacar la bandera.

Para acabar un par 4 precioso, con la casa club al fondo, que disfruta de un precioso tiro a un green enorme y muy movido. Culmina una vuelta divertida, movida y de uno de los mejores recorridos de Madrid.

Crandon Golf Key Biscayne, Miami (Florida, USA)

22 de agosto de 2012 6 comentarios

¿Dónde jugar al golf en Miami?

Como cualquier ciudad americana, Miami disfruta de una amplísima oferta de campos de golf. Quizá el mas famoso sea el complejo de Doral, cerca del aeropuerto, sede del famoso Blue Monster, donde se disputa una prueba del PGA Tour, el Cadillac Championship. Es tan caro como famoso. Los hay asequibles y buenos, como Miami Beach Golf Club. Me decidí por otro campo público del que me habían hablado muy bien. Enclavado en Key Biscane, esta diseñado por Bruce Devlin y Robert Von Hagge en 1972, y fue rediseñado por el propio Von Hagge en 1993. El diseñador es autor de los dos recorridos del Empordà Golf, comentados ya (Links y Forest), además de El Encín o los campos de la Real Sociedad Española Club de Campo (Norte y Sur). Es un campo donde se han jugado torneos del Champions Tour, el circuito senior del PGA Tour.

El mapa del campo enseña sus armas: mucha, mucha agua. Yo perdí una bola (en el lago del hoyo 3) pero un compañero de partido que no estaba en su mejor día se dejó la escalofriante cifra de 15 bolas por el campo.

El club tiene una casa club bastante funcional con vestuarios, restaurante y tienda. Hay un campo de prácticas cortito, sólo válido para hierros. Nos alquilaron unos palos Nike con varilla de acero que no están nada mal. Eso sí, a precio de oro: 55 dólares el juego. El greenfee cuesta 85 dólares, una ganga comparada con los precios de Doral. Como en todos los campos americanos, incluyen los buggies: aunque uno sea un purista del golf, jugar andando es casi suicida con el calor que aprieta en Miami en verano.

Me gustó mucho el diseño. Aunque hacía un calor brutal, siempre he pensado que más vale una vuelta de golf con calor que ninguna vuelta de golf.

El hoyo 1 ya intimida con una salida al draw donde hay agua y una calle que serpentea como una culebra hasta un green bien protegido. Esta es la salida del 1, que pide un draw para dejarla al fondo de la calle:

Una constante de este campo es que te cruzas con infinidad de especímenes de la fauna local. La foto muestra dos visitantes paseando por el green del uno. Es un espectáculo jugar junto a garzas, patos, ibis, cocodrilos, iguanas, caimanes, libélulas gigantes… Y sobre todo mosquitos. El starter guarda un spray antimosquitos con el que hay que embadurnarse si no quieres acabar devorado. Aún así alguna picadura te llevas.

Los primeros nueve hoyos son mucho más difíciles que la segunda vuelta. El hoyo 2 es un dogleg de derecha a izquierda enmarcado en una hilera de palmeras. Otro tiro que pide un draw, aunque el hoyo es francamente largo y no hay peligro de irse al bosque.

El segundo tiro desde la calle del 2 tiene dos problemas: un tiro muy largo y un green en alto protegido por bunkers. Si no recuerdo mal todos los greenes del campo son de este tipo, elevado tipo flan. Muy típicos de Von Hagge.

Todos los greenes del campo son enormes, como éste del par 3 hoyo 3. Permiten muchas banderas y pueden llegar a complicar los hoyos. Tienen bastante movimiento, aunque sin excesos.

El campo regresa hacia la salida del 1 por el 7, cuyo tee está muy cerca del starter. El hoyo 7 es un maravilloso dogleg hacia la derecha a un green invisible y bien protegido por agua.

Este es el green del 7. El tiro para cruzar el lago tiene la dificultad de la distancia. Un disparo tenso y precioso.

La segunda vuelta comienza con un hoyo cuyo plano intimida: tenemos agua a derecha e izquierda. Extraordinario diseño, aprovechando al máximo las condiciones del terreno, y permitiendo acortar el hoyo a los valientes (riesgo / recompensa). Otra cosa curiosa es la cantidad de tees diferentes desde los que podemos jugar, lo que permite atacar al campo al nivel de cada jugador.

Este es el tee de salida del 10, un tee tipo «aeropuerto», innovación de Robert Trent Jones que ya comenté en este post.

El campo lo jugamos con algo de viento, que se agradece para combatir el calor y la humedad, y que añade algo de diversión a los tiros a calle y green.

Otro de los largos tees de salida, en este caso del hoyo 11, otro dogleg precioso hacia la derecha. Al fondo a la izquierda hay un bunker enorme.

Este es el tiro que queda desde la calle del 11, el agua entra en juego para los que se acercen a la orilla para acortar metros. El green está en alto y varios bunkers protegen su ataque.

La calle está protegida por este curioso bunker, típico del campo. Enorme, con muchos contornos y con alguna isla de hierba.

Un buen ejemplo de un campo americano cuasi tropical y muy cerca del centro de Miami. Y para probar la bermuda, una hierba espesa apta para estos climas, y cuya principal diferencia se nota en los greenes: aquí las bolas regatean.

Empordà Golf (Forest), Gerona

22 de junio de 2012 6 comentarios

Este año el Major del circuito de la OMCat se celebro en el campo Forest del Emporda Golf. Ya había comentado en este post las delicias del recorrido links, que me parecio un diseño excelente. Después de disfrutar el recorrido del Forest, me parece difícil decidir cual es mejor de los dos. Un complejo golfistico con hotel con dos campos tan buenos y tan diferentes y en plena Costa Brava: es el destino perfecto para un doblete o un fin de semana.

Al igual que el links, el Forest es un diseño de Robert van Hagge. Los hoyos 1 y 18 son muy similares a los del campo links: calles onduladas azotadas por la tramontana, contornos tipo links, grandes greenes y bunkers enormes. Esta es la salida del 1:

A partir del hoyo 3 nos adentramos en una pinada mediterranea preciosa, por donde el campo serpentea, y donde se disfruta de un golf menos ventoso (aunque el que no vaya recto tendrá sufrimiento a raudales).

El hoyo 4 es el primer par 5 del recorrido: un auténtico hoyo plátano. El bosque te impide acortar.

Este es el tiro a green del hoyo 4. Un green grande y movido.

El hoyo 5 es un par 3 cortito, de unos 130 metros. También con un green muy grande. Mi bola para birdie…

Hasta el hoyo 5, jugué al golf de forma exquisita: firmé 4 pares y un bogey, éste en el hoyo dos despues de un cruel tripateo. En ese estado de confianza ciega, me planté en el tee del 6 para admirar uno de los hoyos mas bonitos del campo. Quise demostrar mi precisión: con el driver en las manos arriesgué un tiro largo a calle, y mi bola voló recta al agua por la izquierda. El segundo tiro, desde un rough denso, también encontró el agua. Un merecido triple bogey, de los que te recuerdan que al golf se juega con dos cabezas: la del palo y la del jugador. Este es el green del 6, a la izquierda se puede ver la calle del 7.

Desde el tee del hoyo 7 se contempla una vista maravillosa que hará vibrar a los corazones sensibles. La calle del 6 ya superada, y el reto de disparar a la estrecha calle del 7.

El hoyo 9 es un par 5 endiablado, un hoyazo difícil en forma de S en el que el diseñador te ofrece la calle a la izquierda o acortar por un bunker inmenso. El segundo tiro se dispara también a la calle estrecha, con el aliciente de tener agua a la izquierda, ya que el green está construido en forma de casi isla. Con viento en contra, como suele soplar la tramontana, es un hoyo hercúleo.

La segunda vuelta comienza con el 10, otro dogleg que avanza de izquierda a derecha favoreciendo un buen fade.

El 11 es otro dogleg, esta vez de derecha a izquierda. Me gustó porque la calle esconde una vaguada en la parte derecha, con lo que el tiro a green será siempre con un stance complicado.

Este es el tiro a green del 11, otro green elevado, éste de forma totalmente artificial. Para mi gusto, demasiado.

El green del hoyo 12 es compartido con el green del hoyo 8, un detalle interesante que nos remite a los links clásicos.

El 13 es otro par 5 retorcido como una S. En el plano se aprecia bien como se estrecha la calle para el pegador y la ubicación estratégica de los bunkers para recoger tiros errados.

Desde el green del 13 se observa el tamaño enorme de los bunkers, muy abundantes y muy grandes por todo el campo.

Tanto el 16 como el 17 se juegan rectos pero con viento en contra. Se hacen tremendamente largos. Este es el 17, un par 4 donde encontramos un green arrugado y movido como la piel de un sharpei.

El 18 es muy similar al 18 del links. De hecho el green es compartido con éste otro campo. Otra salida en dogleg hacia la izquierda, con agua en juego, a un green movido y con muchos bunkers.

Empordà Links, Gerona

11 de marzo de 2012 8 comentarios

Segunda prueba de la OMCat en el campo del Empordà Links, día de sol y algo de viento en uno de los mejores campos de España. ¿Un links en Gerona? Pues recuerda mucho, aunque es un tanto especial: tiene el mismo feel de calles onduladas y duras y greenes firmes y movidos que si estuvieras en Dublín, la tramontana cuando sopla añade el grado de sadismo necesario. Pero no es un links: el campo no está cerca del mar; hay agua en forma de 6 lagos que entran mucho en juego, y además no encontrarás pot bunkers, sino grandes bunkers ondulados. Esta es una foto del campo de prácticas y el links desde la habitación de hotel (cortesía de @DBDStaff)

El campo es obra de un artista americano fallecido en 2010, Robert von Hagge. Un diseñador de prestigio que ha firmado más de 250 campos por el mundo: los más cercanos son la RSHECC y el Albatross Course del Golf National de París, sede del Open de Francia y que acogerá la Ryder Cup en 2018. El complejo tiene también un hotel firmado por otro arquitecto prestigioso, Carles Ferrater, que también proyectó la espectacular casa club del Real Club de Golf El Prat.

Las vistas desde prácticamente todos los hoyos están enmarcadas por el Montgrí, el bisbe adormit. En esta foto se puede ver el hotel y al fondo la montaña, desde el green del hoyo 1. También se admiran las montañas nevadas del Pirineo. Una gozada, pero no hay que despistarse con las vistas: el campo es un reto complejo. Casi todos los hoyos son buenos, algunos buenísimos y unos cuantos verdaderas obras maestras.

Es difícil añadir algo a la magnífica crónica de Fu, que leí en su día pero olvidé imprimir. (Así me fue: el campo es duro y me costó una forrada considerable). Sufrí mucho con el drive, en los greenes y sobre todo en los bunkers: en ocasiones densas playas arenosas, en otras son superficies duras sin apenas arena. Añado algunas fotos tomadas con mi teléfono y algunas notas:

Los primeros 9 hoyos son muy variados y duros. Las calles onduladas pueden convertir un buen drive en una mala salida. Si tu bola no va recta y engancha el viento, es imposible encontrarla en el rough. Los greenes son como rocas, no reciben nada y obligan a jugar bolas rodadas que reposen cerca del hoyo.

En el hoyo 2 ya tenemos agua esperando el tiro. Nuestra bola tiene oportunidad doble de bañarse, ya que este lago encierra el green del 4. Para los conservadores del fade, ojo con el rough de la derecha… cuesta un golpe (doy fe).

Destacaría el hoyo 8 (el par 5 handicap 1, sensacional, con una salida tensa para pegadores donde entra en juego el agua, y un recorrido salpicado por bunkers). El hoyo 9 es un par 4 espectacular, con agua rodeando un green muy lejano. El green tiene el mayor piano que recuerdo haber visto en años, un green de dos pisos. La foto no hace justicia al desnivel brutal del piano.

El hoyo 12 es un par cinco maravilloso, bombardeado por bunkers y con un green movidísimo. Una gozada.

Lo que me dejó sin respiración es el green del hoyo 13. Un dog leg ligero a la izquierda y hay que atacar un green en forma de flan que sobresale como una montaña redonda en medio del campo. Sadismo puro. Un tiro complicadísimo, que ejecuté con maestría a bandera, y mi bola acabó 20 metros por detrás fuera de green. Cayó un bogey con sonrisa de oreja a oreja.

El hoyo 14 también cuenta con diversión a raudales: un dogleg a la izquierda y un tiro a un green movidísmo que cae hacia el lago. Si juegas a la izquierda, te espera una recuperación tremenda. Grandísimo hoyo.

El 15 es un poco una boutade de diseñador, un par 3 con un bunker gigante en forma de ameba. Tiene su gracia el dibujo.

El 16 es un hoyo sin sentido en este campo, y que sirve como tarjeta de visita para el campo del Forest. Es como si nos hubiéramos colado en otro campo. Un green rodeado de pinos, y uno de ellos dando la bienvenida en medio de la calle. Un green alargadísmo donde hay mucha música y muchos pianos. Me encantaría ver la bandera al fondo. Creo que desentona enormemente en este campazo.

Después de un par 4 fantástico, con un green en alto bien protegido, te espera un hoyo 18 par 5 buenísimo, con mucha agua y donde el riesgo es recompensado con muchos metros  o agua. El green compartido con el 18 del Forest, es una media luna enorme, enmarcada por multitud de bunkers y los apartamentos del complejo.

En definitiva: campazo.