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Grand St Emilionnais Golf, St Emilion (Francia)

St. Emilion es un pueblo cercano a Burdeos que hasta ahora debía su fama a los vinos. Pronto será conocido, además, por este extraordinario campo de golf, obra de Tom Doak, uno de los diseñadores más reconocidos del mundo y que firma su primer campo en la Europa continental.

Para ser un campo joven (de menos de dos años), el campo carece de un tapiz de hierba tupido y denso. Y el día que jugamos había sido precedido por intensas lluvias, con lo que las calles estaban poco o nada jugables. El drenaje no funciona bien, al campo le falta arena y le sobra arcilla. Al campo le quedan años para estar a su nivel. (Esta es la salida del hoyo 6, par 4 espléndido)

De la familia Mourgue d’Algue, editores de la guía Rolex de campos de golf, el dueño del campo nos atendió amablemente tras la ronda. Nos explicó que, pensando en la sostenibilidad del campo, la hierba empleada (festuca) permite poca agua, aunque crece más despacio.

Pero incluso con estos problemas nos enfrentamos a un campo majestuoso, una gloriosa tarde de golf en un entorno único: una finca de más de 100 hectáreas (que ya es una joya) y que alberga un recorrido variado, divertido, precioso, con calles anchísimas, muy pocos bunkers (de aspecto natural) y unos greenes brutalmente movidos y divertidos. En la foto el green del 1.

A Tom Doak siempre se le califica de minimalista, y aquí lo demuestra: lo esencial del golf. Naturaleza y buen diseño. No hay bancos donde sentarse ni estatuas, no hay limpiabolas, no hay caminos de hormigón para buggies, no hay bunkers con formas extravagantes, zonas selváticas de rough ni greenes en isla. No hay promoción inmobiliaria ni adosados. Los greenes parecen naturales, ubicados en lugares insospechados, sin simetría alguna. Incluso los marcadores de los tees de salida son pequeños troncos (de viñas), así como las marcas de distancia. No se oyen coches, no se ven hoteles de lujo: todo es natural, simple. Golf, sin más.

Tom Doak es un estudioso del diseño de campos y experto en la obra del doctor Allistair Mckenzie, y muchos de sus ideas se ven reflejadas exactamente en este campo. Por ejemplo no hay apenas rough (Mckenzie solía decir que lo más detestable del golf es buscar bolas). O los greenes: enormes, con muchos contornos interesantes y zonas internas para dar muchas ubicaciones donde colocar la bandera. Muchos greenes no están exactamente en la línea de la calle, sino que reciben en ángulo. Esto hace que el jugador tenga que pensar desde qué lugar de la calle es mejor atacar al green con garantías. Un ejemplo, el green del hoyo 15, un grandioso par 5 con el green escondido.

Todos los hoyos diferentes. Cada uno de los pares 4 tiene algo especial. Los pares tres son sorprendentes; los pares cinco, sencillamente majestuosos. En especial un espectacular hoyo 15, un hoyo de esos hoyos de golf inolvidables que se disfruta en cada uno de sus más de 520 metros.

El hoyo 1 es un par 4 descendente desde la antigua casa club. La calle, anchísima, el green al fondo, aparentemente sencillo. Digo aparentemente porque el par es un buen resultado.

El hoyo 2 es un par 4 corto. Otra vez una calle anchísima y un green elevado en alto y con muchísimo movimiento El dueño del complejo (un tipo encantador que nos consultó sobre la experiencia de juego) nos explicó que estaba trabajando en mejorar la parte atrás del hoyo dos para que pudiera jugarse ahí. Un pequeño arroyo cruza el hoyo.

El hoyo 3 es un par tres también con salida en alto. El arroyo que lo cruza puede entrar en juego en función de la posición de la bandera y de la pericia del jugador.

Continúa el recorrido con un par 4 ascendente y largo. La calle está defendida por un bunker en su parte derecha. Un green desnudo y limpio, enorme y movido, espera. ¿No recuerda esto a Augusta?

El primero de los extraordinarios pares 5 continúa. Un dogleg hacia la derecha con un green muy elevado desde el cual se tienen unas vistas tremendas a muchos de los hoyos del recorrido.

Una salida en alto a una calle que desciende suavemente hacia la derecha. Desde el tee no se puede ver el green porque tenemos que superar una pequeña loma. Otro green extraordinario no espera.

Continuó el campo con otro par 4 mucho más corto en subida y en pequeño dogleg hacia la derecha. El fondo arbolado es espectacular.

El hoyo 8 es otro par 4 en U, con green en alto. Dos bunkers asimétricos nos previenen de la parte derecha.

El green en alto, amenazante y movido.

El nueve es un parte es muy serio de 180 m y con agua frontal. No hace falta colocar ningún bunker para proteger a este green. El green se protege solo con un perfil espeluznante. El estanque recoge todo el agua de la finca que servirá para regar el campo. Aquí no hay pozos ni acometidas de agua externa.

 

El hoyo más difícil de campo es un par tres en subida de más de 200 m, y a un green en diagonal que recibe con un bunker cavernoso en la parte izquierda.

El hoyo 13 es otro par 4 muy complicado. La salida parece ser recta, seguramente por un diseño anterior del campo.

Pero Tom Doak decide convertirlo en un dogleg hacia la derecha y esconder el green detrás de un arroyo.

Después del par 5 del hoyo 15, el campo continúa con otro par 5 mucho más sencillo, pero también precioso. Un dogleg continuo de izquierda a derecha que lleva a reposar al green.

El 18 es un par 4 muy largo y en subida con un gran bunker en el centro de la calle. Un green muy interesante en fuerte pendiente hacia la calle recibe al jugador. Un hoyo que tiene el inconveniente de ser el último de este gran campo de golf.

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