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Posts Tagged ‘Cantabria’

Seve en la playa

23 de diciembre de 2014 1 comentario

Severiano Ballesteros nos quiere vender la tarjeta American Express mientras juega al fútbol en la playa de Trengandín, en Noja, Cantabria.

Un anuncio perfecto para explicar el gigantesco tirón de Seve: con  una sonrisa luminosa y su innegable carisma era capaz de vender una tarjeta de crédito en un spot más falso que un billete de 3 euros con un chandal azul, unos shorts ajustados, una actuación atroz y su pavoroso y personalísimo unicejo.

 

Seve, la película

12 de noviembre de 2014 Deja un comentario

La historia del campeón fallecido y elevado a la categoría de mito es una fórmula que funciona en cine: recuerdo un documental reciente sobre Ayrton Senna. Quizá por ello hay que aplaudir la astucia del productor británico Stephen Evans para haber realizado esta película, que acabo de ver (en iTunes UK). Digo película aunque más bien estamos ante un documental híbrido donde se combinan imágenes reales de las victorias de Seve en los Open Championships, en el Masters de Augusta (primer europeo que lo consiguió) y en la Ryder Cup, con un relato guionizado de la infancia y juventud de Seve en su Pedreña natal, y cómo aprendió a jugar en la playa con un hierro 3 fabricado por él mismo empleando piedras por bolas. Es un montaje muy bien hecho, emocionante,  y el propio Seve aporta, en voz en off y a través de muchas entrevistas, su visión sobre su vida, su familia, su determinación inquebrantables, su toque mágico, sus habilidades como club maker, sus eternas sesiones de práctica. Varias leyendas golfísticas agrandan su figura con sus recuerdos y opiniones, hablando del mago, del artista, del ganador y (en menor medida) de su faceta más polémica como agitador permanente y enfurruñado.

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La primera parte de la película, de una longitud algo excesiva, aporta una visión muy edulcorada y algo tramposa de su infancia. Rodada en español, se ve con interés porque está bendecida por vistosas imágenes de la costa cántabra, (tan escasa en campos de golf), del pueblo y del precioso campo de golf de Pedreña. Y sobre todo por la presencia del debutante José Luis Gutierrez, un chaval de extraordinario parecido físico con Seve, con el acento ideal y que además luce un swing poderoso y muy similar al del campeón. El niño transmite con acierto su enorme carisma y su ambición sin límites. Otros personajes reales que vemos en la ficción: su familia, su maestra, el doctor Santiago Ortiz de la Torre, con quien debuta como caddie con 9 años y hasta Jaime Botín, el hermano del recientemente fallecido Emilio Botín, ambos expresidentes del club de golf, en un famoso partido con Eduardo de la Riva al que Seve batió con 13 años. Quizá echo en falta a Ramón Sota, su tío, que fue quien probablemente le metió el virus del golf en el cuerpo.

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Pero lo realmente poderoso de la película llega al final. Es difícil no sentir un nudo en la garganta con una escena que, al menos yo, no había visto nunca en Canal Plus Golf. Ya con Seve retirado y enfermo, se muestra la entrega del BBC Life Achievement Award, con un auditorio (inglés, donde Seve era más popular y más querido) puesto en pie, y presentado con elegancia por José María Olazábal. Fuera de esa emisión oficial, la cinta muestra el minuto posterior a la entrega: ambos campeones se abrazan en un momento sincero y emocionante que es oro puro. Y para añadir fuego a la caldera, las imágenes del milagro de Medinah nos devuelven la magia infinita de esa tarde memorable en la historia del deporte mundial.

En definitiva, y a pesar de sus defectos, estas es una película que cualquier lector de este blog no debe perderse. Aquí un trailer.

 

 

La deplorable realidad del golf en Cantabria

19 de agosto de 2013 6 comentarios

En Cantabria, cuna de nuestro gran campeón Severiano Ballesteros, se puede jugar al golf en sólo 3 campos de golf de 18 hoyos: Pedreña (campo de socios, en la foto), Nestares y Santa Marina, aunque este último está en la enfermería. Otros recorridos de pares 3 tratan de saciar la sed de golf de aficionados, con escasa fortuna.

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Este verano el golf ha gozado de un protagonismo singular en los medios locales. A raíz de la reapertura del campo de golf de Santa Marina, el Presidente de Cantabria Ignacio Diego declaró con solemnidad que la provincia (o la comunidad autónoma o la región) gozaría en un futuro no lejano de 5 ó 6 campos de golf de primer nivel, junto a varios hoteles, para convertirse en un polo de atracción turística mundial.

Mi escepticismo ante semejante declaración de intenciones era sideral, pero se desbordó cuando el señor Diego señaló, sin ruborizarse, que la intención es convertir a Cantabria en un «entorno St Andrews».

Por esas fechas me comentan que el campo de Abra del Pas, en Mogro, actualmente de 15 hoyos, será ampliado a 18. Es un trazado joven, bastante plano y un poco peligroso: con todos los hoyos pegados, no es raro ver cruzar bolas de una calle a otra constantemente.

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Unos días más tarde, el alcalde de Santander presentaba un anteproyecto para construir un campo de golf en el Parque del Litoral del Norte, ubicado entre el Faro Mayor y Virgen del Mar. El campo estaría enclavado en un área de 73 hectáreas entre el Bocal y el Panteón del Inglés. El proyecto está firmado por Severiano Ballesteros Design y es un par 72 de 6665 metros, con 6 pares 3, 6 pares 4 y 6 pares 5, combinación que siempre gustó al falllecido campeón. Severiano siempre pensó en este campo como «el gran campo de golf de Cantabria y España». El ayuntamiento ofrecía todas las facilidades para su construcción a inversores privados. El plano del routing fue presentado hace tiempo en El Diario Montañés.

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Durante los siguientes días, Ayuntamiento y Comunidad (gobernados por el mismo partido político) se enzarzaron en una discusión pública sobre qué opción era mejor, descalificando de forma bastante explícita los planes de sus contrarios. Y algunos días más tarde un ex-presidente de Santa Marina publica una tribuna en un medio local explicando que la re-apertura del campo es una acción ilegal. Ignoro las consecuencias de este escrito, pero la imagen del golf cántabro ofrece su cara más tétrica.

Sólo queda desear que las buenas intenciones cristalicen y los aficionados podamos disfrutar de una mayor oferta de golf en el futuro.

Real Club de Golf de Pedreña, Marina de Cudeyo (Cantabria)

30 de agosto de 2012 8 comentarios

El Real Club de golf de Pedreña, fundado en 1928, es un diseño de arquitecto clásico Harry S. Colt. El emplazamiento es maravilloso: la finca es una colina arbolada, una península rodeada por el mar Cantábrico y la ría de Cubas. Colt no hizo mucho movimiento de tierras y planeó un campo en el que los hoyos no tuvieran fuertes pendientes y bordearan las mismas. El diseño reúne varias de las cualidades de Colt, ya glosadas en este post: un routing nada lineal, abierto, donde desde muchos puntos del campo uno puede ver varios jugadores jugando en otros hoyos, pero sin sin molestar en absoluto. Una serie fantástica de pares 3. Entradas a green con zonas de escapada muy interesantes. Greenes pequeños y movidos y con una cantidad enorme de caídas sutiles. Los greenes fueron reconstruidos hace algunos años, y son de lo mejor del campo.

El hoyo 1 es un par 4 en suave pendiente descendente y ligero dogleg de derecha a izquierda. La calle es ancha y franca, como debe ser en un hoyo 1. Me sorprendió ver que el antegreen y el rough que rodeaban al green estaban en bastante mal estado. Aparte de la falta de lluvias en verano, se había jugado la semana anterior el campeonato de España de profesionales y el campo estaba bastante castigado. Sin embargo los greenes estaban muy rápidos. Mi primer putt descendente se fue 5 metros del hoyo. Un test de putt sensacional.

El hoyo 2 es el primer par 3 de la enorme serie de pares 3 que disfruta este campo. Un par 3 con green inferior, con agua a la derecha. La bola a la izquierda del green rodará mansamente al mismo, pero para proteger el tiro hay que evitar un búnker en este lado. El green es un espectáculo de movimiento.

El hoyo 3 cuenta con otro green maravilloso.  A la izquierda de la foto se puede ver el green del hoyo 2. La calle está en una ligera subida hasta el green, pero no es un hoyo largo. Es mejor ir por la izquierda de la calle para atacar el green.

Esta es la entrada del green del hoyo 3, con una escapatoria en caída un bunker protegiendo el tiro. Quedarse corto tiene peligro, bien porque hay un bunker o por la escapatoria en bajada, pero quedarse largo obliga a puttear cuesta abajo. Gracias Sr. Colt.

En el hoyo 4 nos encontramos otro hoyo buenísimo, un dogleg espléndido donde hay que dejar la bola por la parte izquierda para poder tener un tiro franco a green (ciego). Uno de los mejores segundos tiros del campo, desde una depresión, hay que pegar 150 metros de fade para poder dejar la bola en green. El green te recibe en diagonal, y tiene caídas más que interesantes.

El hoyo 5 tiene una salida semiciega pero franca. El green, cuyas caídas me recordaron a una silla de montar, se cruza con la salida desde el hoyo 6, por lo que conviene esperar a que el partido de delante salga. Este cruce tan raro no es el inicialmente proyectado por Colt: el hoyo 6 original era más corto.  Este es el green del 5 y la salida del 6, en cuesta abajo hacia un green elevado.

Desde el tee del hoyo7 se pueden ver los greenes del hoyo 6 (en primer plano) y del hoyo 3 (más al fondo). Y más al fondo la bahía de Santander y el mar. El hoyo 7 es otro par 3 relativamente corto, con green en diagonal de derecha a izquierda y donde el peligro está en los bunkers que protegen al green. Además la pendiente del green tiende a llevar la bola a la entrada , por lo que tiros largos cuentan con putts en cuesta abajo y fuerte caída. Un buen hoyo tipo Redan.

Llegamos al 8, uno de los hoyos más impresionantes del campo, y quizá de los más bonitos de España. Un par 4 en dogleg de izquierda a derecha, enmarcado por la derecha por la ría y las montañas. El tiro ha de superar una pequeña vaguada para atacar un green enorme. Una belleza.

El 9 es un par 5 ascendente, relativamente sencillo, que cuenta con un green alargado, con unas vistas preciosas sobre Somo. Más abajo se contempla el campo nuevo del club, 9 hoyos diseñados por Severiano Ballesteros en 1992.

El hoyo 10 es un par 3, un monstruo de 171 metros en subida, donde irse a la derecha del green es mala idea. Este hoyo no es tampoco el que proyectó Colt: el inicial iba perpendicular a la pendiente a un green elevado. El 11 es otro par 5 también relativamente sencillo en ligera pendiente descendente, donde el peligro es fallar por la derecha.

El hoyo 12 es un par 3 más corto, y el 13 es un par 4 largo y ascendente, a otro green bien protegido por bunkers, con vistas preciosas sobre Somo. El 14 es una salida semiciega donde probablemente no sea necesario machacar la bola con el driver. La calle cae fuertemente hacia el green. Cuando coronamos la colina, disfrutaremos de unas vistas sensacionales del green, el Palacio de la Magdalena y el faro de la isla de Mouro, que da la entrada a la bahía de Santander. Este paseo hacia el green es, sencillamente, glorioso.

El hoyo 15 es el último gran par 3 del campo: 180 metros descendentes, donde mejor lanzar la bola por la izquierda para que la pendiente lleve la bola al green. Otra pequeña joya del diseñador.

En el 16, otro hoyo magnífico, el último par 5 del campo, el peligro está en que el segundo tiro es ciego, por lo que hay que saber por donde disparar para dejar la bola en calle y atacar un green que debe superar una pequeña vaguada. El tiro a green vuelve a ser estéticamente impresionante. Hay un obstáculo de agua que no se ve bien y que puede destruir nuestras esperanzas. Otro green rapidísimo nos espera.

El hoyo 17 es un dogleg acusado de izquierda a derecha. Lo más curioso es que la calle tiene un piano enorme. Lo lógico para tirar a green es quedarse por la parte izquierda de la misma, cualquier otro punto no da acceso directo al green, ya que los árboles nos taparán el tiro.

Y por último el 18 es un par 4 ascendente, donde el green cae bastante de derecha a izquierda. Hay que ir mejor por la parte derecha de la calle. La salida está en alto junto a una curiosa gruta de piedra llena de mosquitos.

La visita al golf de Pedreña está justificada sólo por el hecho de que Severiano Ballesteros se formara como jugador en este campo. Pero además se disfruta de un gran campo de golf, un recorrido clásico, no largo y con unos greenes espléndidos y vistas sensacionales. Un oasis golfístico en una Cantabria muy floja en cuanto a campos de golf se refiere.

Santa Marina, Cantabria

18 de febrero de 2012 9 comentarios

Es raro que no haya más campos de golf en Cantabria; no hay problema de agua y la costa admitiría campazos. Pedreña es la joya de la corona. Y hace algunos años ya se inauguró otro campo en  San Vicente de la Barquera, en el parque natural de Oyambre.

Por Santa Marina pasa el camino de Santiago. Jugué allí en Agosto del año pasado por segunda vez. Sigue sin enamorarme. Es un campo que no se disfruta: se sufre.

Dijo Seve Ballesteros, diseñador de Santa Marina, que tardó 14 años en materializarse. Que el gran reto de este campo fue hilvanar 18 hoyos con sentido en este terreno idílico. Y para ello, nada de movimientos de tierras o tala de bosques: el terreno tal y como está.

El resultado es este campo montañoso, duro de caminar, dificilísimo (por lo menos para el que juega por primera vez o para el handicap medio) y con algunos hoyos absurdos. En un paisaje montañés precioso, eso sí, con vistas impresionantes y una vegetación espectacular. El campo emborrona la hoja de servicios de Seve en su propia tierra. También conozco otros diseños suyos (Los Arqueros, Sant Joan) y confirman que el Seve diseñador no es comparable al gran jugador que fue. Sufre de lo mismo: el campo se encaja en el terreno sin mucha excavadora.

El campo de prácticas está bastante escondido, lejos del tee del uno. Cuando llegas al tee, la primera impresión es frustrante. El hoyo 1 te penaliza estar en cualquier punto de la calle, que está inclinada en todo su recorrido: siempre tienes la bola más baja que los pies. Si te pasas un par de metros de green, te topas con un zarzal monstruoso que traga tu bola sin piedad.

En el hoyo 3 el green está en la parte más baja del hoyo. La calle está en pendiente descendente. Si la pegas bien es posible que no cojas calle. Si consigues llegar a calle, tiras a un green pequeño en bajada que está rodeado por un río.

En el hoyo 4 uno se pone en el tee y tiene que preguntar a algún jugador local por donde tirar. La calle no se ve. Una vez hecha la salida y si aciertas con la línea te queda un hoyo precioso, un dogleg a la derecha que es de lo mejor del campo.

Sigues pasando hoyos y no hay tiro fácil ni hoyo cómodo. El diseño es un poco sádico.

El 17 era un par 4 pero ahora se juega como un par tres, creo que porque la calle se cruzaba con la salida del 18.

Y si tienes dudas sobre el diseño, llega el 18: un par cinco absurdo. Si consigues calle y no eres muy pegador, el segundo golpe lo tienes que colocar en una franja estrecha de calle para poder tirar a green, como si tuvieras que coger dos greenes.

En resumen un campo precioso pero de diseño muy flojo.