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Real Club de Golf de Pedreña, Marina de Cudeyo (Cantabria)

El Real Club de golf de Pedreña, fundado en 1928, es un diseño de arquitecto clásico Harry S. Colt. El emplazamiento es maravilloso: la finca es una colina arbolada, una península rodeada por el mar Cantábrico y la ría de Cubas. Colt no hizo mucho movimiento de tierras y planeó un campo en el que los hoyos no tuvieran fuertes pendientes y bordearan las mismas. El diseño reúne varias de las cualidades de Colt, ya glosadas en este post: un routing nada lineal, abierto, donde desde muchos puntos del campo uno puede ver varios jugadores jugando en otros hoyos, pero sin sin molestar en absoluto. Una serie fantástica de pares 3. Entradas a green con zonas de escapada muy interesantes. Greenes pequeños y movidos y con una cantidad enorme de caídas sutiles. Los greenes fueron reconstruidos hace algunos años, y son de lo mejor del campo.

El hoyo 1 es un par 4 en suave pendiente descendente y ligero dogleg de derecha a izquierda. La calle es ancha y franca, como debe ser en un hoyo 1. Me sorprendió ver que el antegreen y el rough que rodeaban al green estaban en bastante mal estado. Aparte de la falta de lluvias en verano, se había jugado la semana anterior el campeonato de España de profesionales y el campo estaba bastante castigado. Sin embargo los greenes estaban muy rápidos. Mi primer putt descendente se fue 5 metros del hoyo. Un test de putt sensacional.

El hoyo 2 es el primer par 3 de la enorme serie de pares 3 que disfruta este campo. Un par 3 con green inferior, con agua a la derecha. La bola a la izquierda del green rodará mansamente al mismo, pero para proteger el tiro hay que evitar un búnker en este lado. El green es un espectáculo de movimiento.

El hoyo 3 cuenta con otro green maravilloso.  A la izquierda de la foto se puede ver el green del hoyo 2. La calle está en una ligera subida hasta el green, pero no es un hoyo largo. Es mejor ir por la izquierda de la calle para atacar el green.

Esta es la entrada del green del hoyo 3, con una escapatoria en caída un bunker protegiendo el tiro. Quedarse corto tiene peligro, bien porque hay un bunker o por la escapatoria en bajada, pero quedarse largo obliga a puttear cuesta abajo. Gracias Sr. Colt.

En el hoyo 4 nos encontramos otro hoyo buenísimo, un dogleg espléndido donde hay que dejar la bola por la parte izquierda para poder tener un tiro franco a green (ciego). Uno de los mejores segundos tiros del campo, desde una depresión, hay que pegar 150 metros de fade para poder dejar la bola en green. El green te recibe en diagonal, y tiene caídas más que interesantes.

El hoyo 5 tiene una salida semiciega pero franca. El green, cuyas caídas me recordaron a una silla de montar, se cruza con la salida desde el hoyo 6, por lo que conviene esperar a que el partido de delante salga. Este cruce tan raro no es el inicialmente proyectado por Colt: el hoyo 6 original era más corto.  Este es el green del 5 y la salida del 6, en cuesta abajo hacia un green elevado.

Desde el tee del hoyo7 se pueden ver los greenes del hoyo 6 (en primer plano) y del hoyo 3 (más al fondo). Y más al fondo la bahía de Santander y el mar. El hoyo 7 es otro par 3 relativamente corto, con green en diagonal de derecha a izquierda y donde el peligro está en los bunkers que protegen al green. Además la pendiente del green tiende a llevar la bola a la entrada , por lo que tiros largos cuentan con putts en cuesta abajo y fuerte caída. Un buen hoyo tipo Redan.

Llegamos al 8, uno de los hoyos más impresionantes del campo, y quizá de los más bonitos de España. Un par 4 en dogleg de izquierda a derecha, enmarcado por la derecha por la ría y las montañas. El tiro ha de superar una pequeña vaguada para atacar un green enorme. Una belleza.

El 9 es un par 5 ascendente, relativamente sencillo, que cuenta con un green alargado, con unas vistas preciosas sobre Somo. Más abajo se contempla el campo nuevo del club, 9 hoyos diseñados por Severiano Ballesteros en 1992.

El hoyo 10 es un par 3, un monstruo de 171 metros en subida, donde irse a la derecha del green es mala idea. Este hoyo no es tampoco el que proyectó Colt: el inicial iba perpendicular a la pendiente a un green elevado. El 11 es otro par 5 también relativamente sencillo en ligera pendiente descendente, donde el peligro es fallar por la derecha.

El hoyo 12 es un par 3 más corto, y el 13 es un par 4 largo y ascendente, a otro green bien protegido por bunkers, con vistas preciosas sobre Somo. El 14 es una salida semiciega donde probablemente no sea necesario machacar la bola con el driver. La calle cae fuertemente hacia el green. Cuando coronamos la colina, disfrutaremos de unas vistas sensacionales del green, el Palacio de la Magdalena y el faro de la isla de Mouro, que da la entrada a la bahía de Santander. Este paseo hacia el green es, sencillamente, glorioso.

El hoyo 15 es el último gran par 3 del campo: 180 metros descendentes, donde mejor lanzar la bola por la izquierda para que la pendiente lleve la bola al green. Otra pequeña joya del diseñador.

En el 16, otro hoyo magnífico, el último par 5 del campo, el peligro está en que el segundo tiro es ciego, por lo que hay que saber por donde disparar para dejar la bola en calle y atacar un green que debe superar una pequeña vaguada. El tiro a green vuelve a ser estéticamente impresionante. Hay un obstáculo de agua que no se ve bien y que puede destruir nuestras esperanzas. Otro green rapidísimo nos espera.

El hoyo 17 es un dogleg acusado de izquierda a derecha. Lo más curioso es que la calle tiene un piano enorme. Lo lógico para tirar a green es quedarse por la parte izquierda de la misma, cualquier otro punto no da acceso directo al green, ya que los árboles nos taparán el tiro.

Y por último el 18 es un par 4 ascendente, donde el green cae bastante de derecha a izquierda. Hay que ir mejor por la parte derecha de la calle. La salida está en alto junto a una curiosa gruta de piedra llena de mosquitos.

La visita al golf de Pedreña está justificada sólo por el hecho de que Severiano Ballesteros se formara como jugador en este campo. Pero además se disfruta de un gran campo de golf, un recorrido clásico, no largo y con unos greenes espléndidos y vistas sensacionales. Un oasis golfístico en una Cantabria muy floja en cuanto a campos de golf se refiere.

  1. 30 de agosto de 2012 a las 21:11

    Gran campo, aun no lo he jugado pero si que lo conozco.
    Espero jugarlo muy pronto.

    Beatriz García
    http://www.golfymoda.ocm

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