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Posts Tagged ‘Bridgestone’

¿Nos tocarán las bolas?

20 de noviembre de 2017 1 comentario

Por fin los que mandan en el mundo del golf se han despertado, han saltado las alarmas ante el evidente declive del golf y van a afrontar el cambio más necesario en este deporte: bolas diferentes para distintos niveles de juego. Así lo asegura Brian Costa, en este artículo.

Ya lo avisaba el doctor Alister MacKenzie en 1934 en su libro The Spirit of St Andrews. Y lo recordaba de manera magistral Pablo Martín en este grandioso artículo «El suicidio del golf». El problema es evidente: para albergar hoy un campo competitivo para los profesionales necesitas una cantidad enorme de terreno, lo que encarece los campos, tanto en construcción como mantenimiento. El juego se ralentiza. El golf como deporte se encarece. Y al final el golfista se quedan en casa. Hasta el propio Tiger Woods lo admitía hace algunas semanas en este podcast.

Cuando Tiger empezó en 1996, ningún jugador del PGA Tour hacía 300 yardas (274 metros) de media con el driver. Esta temporada han habido 43 jugadores con una media superior a estas 300 yardas. El US Open de 1896 se jugó en Shinnecok Hills, un campo cerca de Nueva York cuyo recorrido medía 4.044 metros. El Open vuelve a Shinnecok Hills en 2018, y el campo (no sé si se puede decir que es el mismo recorrido) tendrá  6.802 metros. Hoy cualquier campo del PGA Tour tiene que medir más de 6.600 metros. Si esto sigue así, ¿veremos campos de 7.000 metros?

Mike Davis, el Director Ejecutivo de la USGA, lanzó la idea en un simposio en marzo de 2017 de que hay que cambiar la bola «acorde con el nivel de juego». Esto significaría bolas diferentes para los profesionales. Y en seguida se pusieron a trabajar con el Royal & Ancient para estudiar como bolas de menor distancia pueden afectar al golf. El R&A piensa que no es tan necesario. En los links, los campos se protegen bien con otras cosas que la distancia. Pero en breve veremos a alguien bajar de 60 en el Old Course. Y la realidad es que otros desportes han restringido los materiales sin mucho drama: el tenis, el beisball o el atletismo por ejemplo. Las jabalinas tuvieron que ser rediseñadas varias veces cuando los atletas se salían del campo. Y no pasa nada.

Hay mucha gente en contra de este cambio tan necesario. «No nos toquen las bolas», dicen. De entrada, los rectores de Augusta, que van por libre, no quieren oir hablar de cambios, aunque Augusta sea ya irreconocible. Los fabricantes, los menos interesados en estos cambios, aunque el CEO de Bridgestone aboga por que todos jueguen la misma bola en torneos (naturalmente una suya). No entiendo porqué, todos los jugadores podrían jugar ProV1s si esto fuese diferencial. Otros sugieren limitar a los pros los palos que pueden emplear por vuelta, a los 6 -7 palos. Otros dicen que se cambia la bola para todos, amateurs y profesionales (cosa que a mi me parece evidente). Otras soluciones son todavía más ridículas: calles más estrechas, roughs más duros, más bunkers. Otros abogan por prohibir los drivers de titanio. Racismo metalúrgico: encontrarán otro material que conseguirá más distancias.

Para mi el cáncer del golf siempre ha sido el juego lento, las rondas de más de 4 horas y media. Es posible que bolas más cortas reduzcan el tiempo de búsqueda de bolas, o quizá el juego se ralentice. No lo tengo claro. Pero sí, para los pros, sin duda y por el bien de los campos hay que hacer algo para evitar distancias tan salvajes. Y si en lugar de pegar 220 metros pegamos 200, pues bienvenidos sean.

 

 

La bola de golf más deseada

20 de enero de 2017 1 comentario

Así se titula un artículo curioso del WSJ que he leído hoy. Y no, no se trata de la Titleist ProV1, que es la referencia en esto del golf, sino de una bola de la marca Kirkland Signature. Por 15 dólares uno se puede comprar una docena de bolas, es decir, cada bola cuesta 1,25 dólares. La ProV1 no baja de 4 dólares por bola.

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¿Dónde se compra? En unos almacenes donde la gente va a comprar papel higiénico y cereales a granel, un supermercado de hiperdescuento americano llamado Costco.

¿Y por qué son tan famosas? Porque para los afortunados que han encontrado cajas, se comportan casi igual que las bolas más caras. Un test de GolfSpy de hecho la situaba como mejor que la Titleist ProV1. Esta revelación está haciendo temblar a una industria en la que se supone que la calidad cuesta dinero.

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Lo curioso es que Costco no tiene ingenieros como Titleist, Bridgestone o Callaway, no tiene profesionales de golf, no patrocina a jugadores ni vende otros materiales de golf. Las bolas las compró a Nassau, un fabricante coreano que también fabrica para TaylorMade. La fiebre es tal que desde hace semanas no se venden más que en portales de segunda mano. En GolfWRX, el portal americano de golf, un hilo sobre la bola ha generado 5,500 respuestas.

 

La segunda vuelta de Sergio en el Bridgestone

2 de agosto de 2014 Deja un comentario

27 golpes, ocho birdies, 11 greenes seguidos a un putt. Es la segunda vuelta mejor de la historia en el PGA Tour. Un video para atesorar. Y aunque al final no se haga con el torneo, es una hazaña colosal.

Y luego dice que Sergio no patea bien.

 

La publicidad y el golf

1 de febrero de 2014 Comentarios desactivados

Muchas empresas asocian su imagen al golf. Estuve mirando cuántos torneos tienen en su nombre una marca comercial. Salvo los Majors y el The Players, prácticamente todos los torneos del PGA Tour tienen su sponsor; algunas marcas incluso apoyan dos torneos. Frys.com, Shriners Hospital for Children, CIMB, HSBC, Wendy’s, OHL, ISPS Handa, Northwestern Mutual, Franklin Templeton, Hyundai, Sony, Humana, Farmers Insurance, Waste Management, AT&T (dos torneos), Northern Trust, Accenture, Honda, seepuertorico.com, Cadillac, Valspar, MasterCard, Valero, Shell, RBC (dos torneos), Zurich Classic, Wells Fargo, HP, Crowne Plaza, Nationwide Insurance, FedEx (un torneo aparte de la copa), Travelers, CVS Caremark, John Deere, Bridgestone, Wyndham, Barclays, Deutsche Bank, BMW y Coca-Cola apellidan a todos los torneos del calendario. Además muchas de estas marcas imprimen sus logos en los polos, las bolsas y las gorras de los jugadores, además de las obvias marcas fabricantes de material de golf.

El European Tour, cada vez menos europeo, cuenta con menos torneos con marcas. No somos un mercado único: hay una combinación de marcas globales y otras más regionales o locales: City of Ekurhuleni, Alfred Dunhill (dos torneos), Nedbank, ISPS Handa (dos torneos), HSBC, Commercialbank Qatar, Omega, Accenture, DRB-HICOM, Cadillac, Maybank, Volvo (dos torneos), BMW (dos torneos), Nordea, Lyoness, Alstom, Aberdeen Asset Management, M2M, Bridgestone, D+D, Omega y KLM.

Todo esto genera notoriedad, invitaciones a clientes en los ProAms y un acceso privilegiado a su target. Pero hoy quería traer otro ángulo a la relación de las marcas con el golf. En comunicación publicitaria la mejor manera de comunicar unos valores es predicar con el ejemplo y aportar algo al consumidor que sea realmente relevante. Traigo dos ejemplos perfectos de lo que es asociarse bien al golf.

Air France KLM ofrece a los usuarios de su programa de fidelidad Flying Blue la posibilidad de ser socios del Club Flying Golf. El único requisito es apuntarse. Y además de una website dedicada con artículos relacionados con el golf, los titulares del programa tienen un servicio absolutamente maravilloso: llevar los palos de golf es gratuito.

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Otro ejemplo evidente: multitud de marcas de coches apoyan al golf: Hyundai, BMW o Peugeot llevan años apostando por torneos estrella o circuitos nacionales. Lexus, que patrocina no un torneo sino un conjunto de campos (St Andrews Links), intenta aportar algo más que un pellizco a los golfistas: es la única que se preocupa por el problema de cómo llevar palos en el coche. Me contaron que todos sus coches admiten una bolsa de palos en el maletero sin tener que sacar las maderas o hacer extraños malabarismos. Otras marcas, mucho más presentes en torneos, ni mencionan esta importante circunstancia en los preciosos folletos de sus modelos.

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Puede ser ambos detalles sin importancia para cualquier persona, pero los golfistas agradecemos estos gestos. Mi siguiente viaje, con Air France. Y sí, conduzco un Lexus.